Caminar sobre la tradición en el centro de León

La congregación en homenaje al calzado más autóctono de nuestra provincia ha llevado a que cientos de viandantes que transitaban en ese momento el centro de la ciudad se acercaran a conocer una tradición que no suele verse fuera del medio rural. «La gente no se las pone porque le da vergüenza llevarlas», explica Andrea Álvarez, una de las jóvenes que participan en esta iniciativa indicando que «vivo en Madrid y me las he llevado conmigo, pero cada vez que me las pongo por la calle la gente me mira raro», asegura la joven.

Una de las anécdotas que más recuerda esta jóven procedente de Pinos de Babia es una visita a casa de sus vecinos con madreñas. «Me las quité antes de entrar y las dejé en el porche. Uno de sus hijos se acercó a preguntarnos de quién eran esas zapatillas de canoa», ha bromeado mientras confiesa que «la mayoría de la gente desconoce esta tradición».

Un objetivo que ha superado las cifras esperadas según revelan parte de los organizadores del evento. «El objetivo nos ha desbordado este año», ha indicado Elías Valcárce. «Empezamos con el objetivo de reunir a unas 100 personas y este año aquí hay más de 200», ha señalado mientras miraba un Ordoño II lleno de recuerdos hacia la tradición.

Un homenaje que ha logrado rememorar un calzado clásico y básico para los habitantes de las zonas rurales que se han desplazado a la capital para lucirlo en sus calles. «Además no todo acaba aquí, luego nos vamos a cenar y no esperábamos que las inscripciones superasen las 150 personas, y lo han hecho con creces», ha indicado Valcárce.

En el recorrido, las personas que portaban madreñas bajo sus zapatos han invitado a los viandantes a a vestir ropas típicas con sombrero, capa y madreñas. Además, las personas allí presentes han podido disfrutar de bailes tradicionales que les han acompañado en su recorrido por Ordoño II hasta la plaza de Regla.

Grupos de música folk tradicional como Abelfolk, una docena de acordeonistas, pandereteras y gaiteros típicos en los calechos así como siete pendones de distintas zonas de León han sido los encargados de poner ritmo y recuperar un sentimiento para muchos olvidado gracias a la Asociación Cultural Pendones del Reino de León.