Los cambios del tráfico ahogan Suero de Quiñones y saturan Renueva
Los conductores han vivido una mañana complicada en el centro de León mientras los peatones no se terminaban de aclarar al cruzar
Los cambios en la movilidad siempre suponen un primer quebradero de cabeza para peatones y conductores y a ello se han tenido que enfrentar por partida triple los leoneses.
Calles que giran el sentido de la dirección, otras que se convierten en doble sentido y unas que brotan de la nada y se convierten en nueva zona de paso. Eso es lo que ha traído consigo la urbanización del entorno de Feve al que ahora tocará adaptarse.
La mañana ha sido complicada en el centro de León. La avenida Padre Isla ha absorbido todas las novedades y el tráfico se ha visto resentido.
Los conductores se han tenido que armar de paciencia, especialmente a las horas punta, cuando el embotellamiento se concentraba en la bifurcación hacia Suero de Quiñones y Renueva, y más adelante en la nueva conexión de la calle Bilbao hacia Álvaro López Núñez.
«Esto es un caos», reconocían algunos de los que quisieron estrenar este nuevo área urbana. Lo peor llegaba en Suero de Quiñones, que pasaba a tener de tres a dos carriles de desembocadura y abría uno en dirección a San Marcos. Una ratonera que ha obligado a menguar los carriles y requería de la destreza de los conductores -especialmente de autobuses urbanos- para salvar la curva y los vehículos allí estacionados.
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Los conductores sumaban a este obstáculo las últimas labores de pintado de las calles. Los operarios raspaban las antiguas señales horizontales y pintaban las nuevas para indicar que ahora Renueva era de entrada hacia Padre Isla y ya no de salida. Los que quisieran dirigirse hacia Ramón y Cajal tendrían que tomar la nueva calle resultado de la urbanización.
Otro de los problemas era para los residentes. Los conos que delimitaban los nuevos carriles y direcciones eran el objeto a esquivar para salir de los garajes. Mientras que los peatones estaban «flipando» con la nueva organización del tráfico y el caos generado, señalaban a Leonoticias.
Situación que contrastaba con lo que se vivía en la plaza del Espolón. La nueva ronda interior absorbía sin problema los atascos de los meses anteriores y apenas se veían coches por la zona.
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La vía de penetración norte dejaba una imagen casi vacía de vehículos en la salida desde Álvaro López Núñez, descongestionaba el puente de Maristas y vaciaba la Era del Moro, salvo en momentos puntuales como la entrada y salida de los colegios de la zona.
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