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CECILIA PÉREZ
OVIEDO
Jueves, 14 de noviembre 2019, 13:36
Incredulidad, sorpresa y cabreo. Son los sentimientos que vivió la presidenta del Grisú Club de Fútbol cuando descubrió que el segundo entrenador del equipo, P. M. F., natural de Villablino, y su pareja, A. F. G., también jugadora del club, estaban acusados de fotografiar ... desnudas a sus compañeras de equipo mientras se duchaban y cambiaban en los vestuarios durante la temporada 2016-2017, hechos por los que serán juzgados el prócimo lunes en la Audiencia Provincial de León.
«Yo al principio no me lo creía, no reaccioné», explicó en declaraciones a la emisora Cope, María del Carmen Pintado. La dirección del club tuvo conocimiento de los hechos tras la investigación que se inició a raíz de la denuncia de una menor de San Sebastián, que acusó al procesado de haber contactado con ella para proponerle mantener relaciones sexuales. Tanto él como su pareja, la engatusaron haciéndola creer que eran unos productores musicales que «iban a hacerla famosa».
La presidenta del Grisú detalló que en «todo momento» mantuvo informadas tanto a las jugadoras como a sus padres, así como al resto de miembros del club. «Cuando me convencí de que todo era cierto, pues lo que se suele decir, agarré el toro por los cuernos y lo primero que hice fue informar a las niñas y luego a sus padres. No quería que se enteraran por gente de fuera. Les explicamos lo que sabíamos que era muy poca cosa», detalló Pintado.
La presidenta del Grisú explicó que tanto las jugadoras como sus padres reaccionaron «con mucho cabreo al principio y disgusto después, pero todas se comportaron y se están comportando muy a la altura». Tanto María del Carmen Pintado como las trece jugadoras afectadas por los hechos se personaron como acusación particular contra los dos acusados en el juicio que tendrá lugar el próximo lunes y martes en la Audiencia Provincial de León.
Del acusado, la responsable del club aseguró que «nunca habían tenido problemas con él» y nada le hizo sospechar de su actitud. Tampoco de la de su pareja.
«Nunca» levantaron sospechas porque «aparentemente eran una pareja normal». Ella, estudiante universitaria y jugadora del Grisú. Él, deportista, entrenador y directivo del Grisú Club de Fútbol y «muy conocido en Oviedo». Es el perfil de los dos acusados por fotografiar, presuntamente, desnudas en los vestuarios a sus compañeras de equipo. También por los delitos de captación de menores, posesión de pornografía infantil, vulneración del derecho a la intimidad y utilización de menores con fines pornográficos. El hombre, se enfrenta a 29 años de cárcel. Ella, su pareja, a siete años y medio. Una pena sensiblemente menor en base a confesó los hechos tras destaparse la presunta trama de pedofilia orquestada por el procesado y materializada con su ayuda.
La procesada no solo fotografió a sus compañeras de equipo también grabó a sus propias hermanas, una con una discapacidad psíquica severa y la otra, una niña de tan solo tres años, en posturas explícitamente sexuales. Según el escrito de Fiscalía, porque su pareja así se lo había exigido.
También se hicieron pasar por productores musicales para intentar captar a la menor en San Sebastián, a la que, según Fiscalía, el procesado llegó a proponer mantener relaciones sexuales y quien acabó denunciando los hechos que dieron pie a la investigación. «Nadie sospechó nunca nada. Ella era una chica normal que estudiaba una carrera universitaria y que entró a jugar en el Grisú en 2016. Aquí fue donde se conocieron», explicó una fuente cercana al caso, que prefiere mantenerse en el anonimato. «Es un tema muy sensible que cuando se destapó nos sorprendió a todos. Las que más fliparon fueron las jugadoras», apostilló a renglón seguido.
Del procesado, aseguró que «es de Oviedo de toda la vida». Su vinculación con el Grisú se prolongó durante ocho años. Fue jugador y llegó a entrenar, no solo al equipo femenino también al cadete masculino, «aunque su papel en el club fue más de directivo». Sobre su carácter, esta fuente relató a El Comercio que «era un chaval pausado, tranquilo» que también jugó en otros equipos de fútbol de la ciudad y que «trabajó como conserje en varios polideportivos municipales». Hijo de dos conocidos médicos ovetenses, las jugadoras «nunca sospecharon nada».
Tuvieron conocimiento de que habían sido fotografiadas desnudas por su compañera de equipo tras la investigación que se inició tras la denuncia de la menor de San Sebastián, de 14 años, con la que contactaron a través de las redes sociales. Según Fiscalía, los acusados se hicieron pasar por productores musicales con el objetivo de convencerla para que les enviase fotos de contenido sexual con la promesa de «hacerla famosa». Las proposiciones fueron más allá, hasta el punto de que el procesado llegó a pedir a la joven que mantuvieran relaciones sexuales. Fruto de la denuncia se abrió una investigación que permitió identificar y localizar al acusado con domicilio en Oviedo,. En su vivienda se incautó «numeroso material pedófilo», entre fotografías y vídeos sin que se haya podido acreditar que se hayan distribuido a otros pedófilos o fuesen compartidos a terceros.
El registro al domicilio del acusado fue el punto de inflexión para que su pareja acabara confesando los hechos a la Guardia Civil de Villablino, León, de donde es natural. Relató todos los detalles y facilitó el acceso a las cuentas de los correos electrónicos y a todas las conversaciones que mantuvo con su entrenador. Con todo, y según pudo saber este periódico, los dos procesados continúan manteniendo una relación sentimental hasta el punto de que «están conviviendo en un hostal del centro de Oviedo», precisaron fuentes muy próximas al caso.
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