Expertos llegados de toda España comparten esta jornada en León sus conocimientos en una puesta en común para buscar soluciones a la pandemia que ha causado el virus Sars-CoV2 en el mundo.
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El simposio 'La calidad del aire en espacio interiores' ha llevado al ... Auditorio Ciudad de León a todas estas autoridades sanitarias que han puesto un «escaparate» y a la capital «en la vanguardia» de un tema de interés internacional.
Esta cita es una de las consecuencias del comité asesor que se presentó en el Ayuntamiento de León al inicio de la pandemia en busca de «recobrar la confianza en trabajadores y clientes que estén en espacios interiores» y retomar cuanto antes la actividad económica.
El doctor Elias Rodríguez Ferri, portavoz de este grupo de expertos, ha destacado del simposio el análisis realizado sobre la importancia de los animales salvajes como generadores de estos problemas, el medio ambiente y los aerosoles como causa de los contagios y el análisis físico de las herramientas de control de la pandemia con el novedoso 'virusímetro' del doctor David Jiménez.
Sobre las tablas del auditorio también se han expuesto los primeros resultados de la vigilancia y monitorización de la calidad del aire en espacios interiores que se está llevando a cabo en 80 establecimientos de la ciudad de León.
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A través de una plataforma del internet de las cosas, y abierta al público, se pueden disponer de estos resultados que han despertado el interés en ciudades como Estocolmo o Florencia, donde han puesto a León como ejemplo en medición del aire.
«La calidad del aire se puede controlar con los niveles de ventilación», ha sido la conclusión más inmediata de este estudio que ha desarrollado el ingeniero Óscar Cela. Es la variante CO2, que producen los humanos, la que informa sobre la carga vírica de un espacio cerrado. «El 99% de la calidad del aire ha mejorado, y abriendo las ventanas se consiguen unos niveles óptimos», ha afirmado.
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Esos niveles óptimos son de 800 partes por millón de partículas, que se han superado en edificios públicos de la ciudad; mientras que los niveles para recintos privados serían adecuados con 1.000 por cada millón. «Con ello tendremos un 1,5% de probabilidad de respirar aire de otra persona y bajará la probabilidad de contagio».
Estos sensores, además, han sido colocados en los lugares con menos ventilación de estos espacios cerrados, por lo que se entiende que los niveles de seguridad mejoran en el resto de la estancia.
Y es que el virus ha obligado a adaptar un protocolo normativo existente desde 1997 y que no se había utilizado hasta que «han llegado unos visitantes que nadie había invitado, que conviven con nosotros y que la ciencia va camino de resolver», como hacía referencia el portavoz Elías Rodríguez Ferri al coronavirus.
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