Las luces de Navidad en León no solo iluminan calles y plazas; también despiertan recuerdos y emociones en quienes las contemplan. Este miércoles, 13 residentes de la Residencia de La Virgen del Camino vivieron una experiencia única gracias a los taxistas de la ciudad, quienes les llevaron a recorrer los rincones más emblemáticos de León, envueltos en la magia navideña. Entre ellos estaba Celerina Laso Montes, de 87 años, una mujer cuya historia refleja la conexión entre la memoria y la alegría de las fiestas.
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Celerina llegó a León en 1955 desde San Andrés de la Regla, en Palencia, para trabajar como empleada doméstica. Recuerda con precisión la transformación de la ciudad, como la construcción de la conocida «Casa el Coño» en Guzmán. «Era tan alta que los que venían del pueblo exclamaban '¡Coño, qué casa más alta!'», cuenta con una sonrisa. Hoy, aunque vive en la residencia, mantiene vivo su entusiasmo por la ciudad que la acogió hace casi siete décadas.
El recorrido comenzó en La Virgen del Camino y se extendió por calles como Ordoño, la Calle Ancha y la Plaza Mayor, con paradas especiales en San Marcelo y la Catedral. «Qué bonito está todo. Cada año cambian las luces, y siempre me sorprenden», decía emocionada al ver la decoración de la Plaza Santo Domingo y el gran regalo luminoso frente al ayuntamiento en la plaza de San Marcelo.
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Lucía Gutiérrez
El entusiasmo de Celerina no solo se reflejó en sus palabras, sino también en su participación activa. «En la residencia hacemos muchas actividades: cantamos villancicos, bailamos y pintamos. Pero salir a ver las luces es una ilusión diferente, un paseo que te llena de vida».
Enrique Campos, el taxista que la acompañó, confesó que era su primera vez en esta iniciativa solidaria. «Llevo 26 años como taxista, y esto es lo más gratificante. Es maravilloso ver cómo disfrutan de León».
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Para Celerina, León no es solo una ciudad, es un cúmulo de recuerdos. Las Navidades en la finca familiar en Nava, los paseos por la Plaza Mayor y las horas en el mercado forman parte de su historia. «Está precioso, qué barbaridad», decía al pasar por Avenida Roma y Espolón. A pesar de la distancia y el tiempo, la Navidad sigue siendo para ella un símbolo de unión y felicidad.
La iniciativa, impulsada por los taxistas de León, no solo regala un momento especial a los mayores, sino que también les permite reconectar con la ciudad. Este paseo iluminado se convierte en mucho más que un recorrido: es un viaje al pasado, al presente y a la magia de una Navidad que sigue viva en sus corazones.
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