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La temporada de boletus pinícola ha llegado fuerte a la provincia de León. Son varios los leoneses que se han encontrado con ejemplares «mucho más grandes» de lo habitual.
En un comienzo de temporada «muy bueno» debido a las temperaturas, varios factores se han alineado para que estas setas crezcan antes y cojan un tamaño superior a lo acostumbrado.
La falta de heladas, las temperaturas que no han disminuido en gran cantidad sus cifras y la humedad generada por las lluvias de los últimos meses han sido los factores clave desencadenantes para encontrar estos ejemplares.
Manoli Martínez Minguez es una apasionada de la recolección de setas. Su vida se divide en dos temporadas, la que vive en el centro de León y la que, llegado el calor de la primavera, emprende su viaje al pueblo para disfrutar de la naturaleza y de sus paseos por el campo.
Desde el comienzo del mes de septiembre prepara su indumentaria para adentrarse en el bosque. Un lugar en el que, con su cesta de mimbre, recoge decenas de ejemplares que se lleva a su casa.
El boletus pinícola es una de las setas favoritas de la mujer, natural de Omaña. Manoli confiesa «no arriesgarse» a coger especies que no conoce debido al conocimiento que tiene sobre las consecuencias que esto podría tener. «Ante la duda es mejor dejarlas que arriesgarse», indica.
Cada tarde elige una zona diferente y una especie diferente. El pasado martes 22 de octubre, un viaje acompañado por el equipo de Leonoticias, la llevó a aterrizar delante de un boletus de casi un kilo y medio. «Qué bonito, no me lo puedo creer», exclamó la omañesa con gran entusiasmo.
Tras semanas de recogida se topó con el ejemplar más grande que había recogido este año. Un boletus de un kilo y 450 gramos. A pesar de no ser el más grande que ha encontrado porque en otra ocasión encontró uno de casi dos kilos, la mujer se quedó impresionada por el tamaño del ejemplar. Una situación «poco normal» no solo por las dimensiones sino también por la multitud de gente que se encontraba en ese momento en el lugar y que había pasado por delante sin verlo.
El ejemplar estaba «en su punto». Con un color blanco y sin ningún agujero provocado por los vecinos, la cesta rápidamente se llenó con él. El viaje por la montaña de Omaña tuvo una gran recolección. Una «muy buena» temporada según aseguraban muchos de los allí presentes que se encontraban también en busca de boletus. Variedad de setas, muchos coches aparcados en las orillas y cestas de mimbre que buscaban lo mismo. «Hay que saber lo que se coge para evitar desgracias», explica Manoli.
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Su pasión por las setas se trasladó también a su marido que, como él mismo asegura, va recogiendo lo que la omañesa le indica. Un trabajo entre dos que hace que la mesa de su jardín se llene de grandes ejemplares a la espera de llevarse a la mesa.
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