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María Jesús, Emma y Juan Antonio, miembros de Alcer León. Sandra Santos
Día Nacional del Donante

«Bendito sea el trasplante. Estos ocho años han sido de los mejores de mi vida»

Juan Antonio Iglesias se sometió en 2015 a un trasplante de riñón y desde entonces su calidad de vida ha sido mucho mejor | «He tenido una vida muy buena y ha sido gracias al trasplante»

Miércoles, 5 de junio 2024, 08:12

'Tu generosidad da vida'. Las palabras impresas en el cartel que cuelga sobre las cabezas de Juan Antonio, María Jesús y Emma mientras nos atienden en la sede de la Asociación para la lucha contra las enfermedades renales (Alcer) de León no puede resumir mejor el porqué de nuestra visita. El primer miércoles del mes de junio se conmemora el día nacional del donante de órganos, y de eso saben bastante los miembros de una asociación que aglutina en León a 180 socios con enfermedad renal.

La familia que conforma Alcer León se esfuerza por acompañar a los enfermos y las familias, orientar a aquellos que acaban de ser diagnosticados y facilitar el apoyo psicológico y la atención sociosanitaria a todo aquel enfermo que necesita de estos recursos con el apoyo de Cocemfe. Porque las asociaciones no son más que ese primer punto de apoyo para aquellos que atraviesan un momento plagado de miedo y desconocimiento, y un lugar donde encontrar esa mano amiga cuando estás «un poco perdido».

Así lo explica Juan Antonio Iglesias, el presidente de Alcer León, asociación a la que llegó cuando, tras padecer los primeros síntomas, le diagnosticaron una enfermedad renal crónica. «Hasta entonces no había oído hablar de ello, y el problema de esta enfermedad es que es silenciosa y hasta que lo llegan los síntomas no empieza el tratamiento».

«He visto casarse a mis hijos, nacer a mis nietos y he tenido una vida muy buena. Ha sido gracias al trasplante»

Tras cuatro años con medicación y una estricta dieta llegó el momento de pasar por diálisis para controlar los niveles de potasio, fósforo y demás toxinas que su cuerpo no podía eliminar de forma natural, hasta que llegó el trasplante. Fue en 2015 cuando su momento llegaba y recibía un órgano de una persona fallecida, el proceso más común. Recuerda Juan Antonio que tras la operación le «costó arrancar» pero que, con el tiempo, ha tenido «una calidad de vida muy buena». «No estás atado a una máquina y puedes hacer una vida prácticamente normal. Sigues siendo un enfermo renal, tienes que tomar medicación para evitar el rechazo del órgano, pero tu vida es mucho más saludable», explica.

Se quedan cortas las palabras para expresar el agradecimiento que siente hacia las personas que, como su donante, regalan vida para otros. «Bendito sea», asegura con ojos de emoción. «Desde que me trasplantaron los últimos ocho años han sido de los mejores de mi vida, incluso con la enfermedad. He visto casarse a mis hijos, nacer a mis nietos y he tenido una vida muy buena, y ha sido gracias al trasplante», celebra.

«Hay que normalizar la diálisis como una forma de vida»

Hay otros casos, como el de María Jesús Ferrer, secretaria de la asociación, en los que los trasplantes no han sido tan exitosos. Enferma desde hace casi 30 años, se ha sometido a tres trasplantes de riñón. El primero falló por una negligencia médica. El segundo, por un rechazo agudo. El tercero, en 2017, por un virus que afectó al riñón.

La vida de María Jesús trascurre entre sesión y sesión de diálisis, y asegura que, si bien es mucho mejor un trasplante, también se puede vivir intentando llevarlo de la mejor forma posible. «Hay gente que no se puede trasplantar por ciertas circunstancias y hay que normalizar la diálisis como una forma de vida», reivindica.

Día sí, día no, sus jornadas comienzan a las siete de la mañana, cuando tras despertarse y dar de comer a sus gatos pone rumbo al Hospital de León para pasar cuatro horas conectada a la máquina que filtra su sangre. «Luego vuelvo a mi casa y tengo una vida normal. Tengo suerte de llevarlo bien, mucha suerte. Hay que saber vivir en diálisis y creo que es importante reivindicarlo porque no todo el mundo puede trasplantarse».

Reivindica ante todo la importancia de la ayuda psicológica, una realidad que lamenta no existe en el sistema de salud y que es fundamental para enfermos como ellos. «Es duro para las personas que estamos en diálisis porque tienes que vivir con una máquina, pero también cuando te hacen un trasplante porque te puede ir bien o no, sufres muchos cambios y no tenemos ningún apoyo». Desde la asociación cuentan con el apoyo de una psicóloga con la que pueden solicitar cita los socios, pero piden que desde el sistema de salud se sea sensible también en este sentido.

Refuerzo de la atención primaria y el papel de la ayuda psicológica

También sabe lo que es pasar por diálisis y un trasplante Emma Vega, vocal de la asociación. Tras 17 años con una estricta dieta y medicación para controlar la tensión, llegó el momento de ir a diálisis. Hace un año se sometió a su trasplante y, aunque todo fue bien en un principio, tuvo que volver a pasar por quirófano a las pocas horas por una complicación y lo rechazó. «Fue una decepción porque mi madre, también con poliquistosis renal, estuvo con el mismo trasplante casi 37 años», lamenta, aunque ahora espera con ilusión en la lista de espera su turno para volver a probar suerte.

Por este día del donante los que han recibido su generosidad reivindican su papel para darles una segunda oportunidad, exigen que la atención primaria se refuerce para avanzar en la detección precoz e inciden en la importancia del apoyo psicológico para los enfermos, al tiempo que recuerdan que todos los que necesiten de esta ayuda pueden ponerse en contacto con la asociación por teléfono o de forma presencial por la mañana en la sede de la asociación en la calle Descalzos número 10.

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