'Cerrado hasta que esto pase', se podía leer en el inicio del confinamiento en uno de los locales de moda del Barrio Húmedo, en León capital.
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Superado el confinamiento y tras el 'deshielo' de la desescalada logró recuperar la actividad. Lo hizo ... con menos personal, menos mesas, una carta más ajustada y una filosofía que preside la barra de entrada: 'Resistiré'.
Pero el coronavirus SARS-CoV-2 ha perforado la línea de flotación de un sector clave para la economía provincial: la restauración y la hostelería.
La Asociación de Hostelería y Turismo de León no dispone de datos al cien por cien exacto pero asegura que sus estimaciones son «bastante fieles a la realidad que estamos viviendo».
Lo asegura Martín Méndez, su presidente, quien remarca que la situación es comprometida porque a su sector le ha tocado pelear contra todo: las limitaciones de espacio, los problemas de readaptación, los elevados costes e incluso la incomprensión de los propietarios de los locales. Mucha carga cuando las ayudas llegan a cuentagotas y el final del túnel no se alcanza a ver.
De las 1.200 licencias de hostelería con las que cuenta la capital la Asociación de Hostelería y Turismo de León estima que un 15% de los establecimientos «aún no han podido levantar la trapa».
De esos 180 bares o restaurantes 120 no volverán a abrir nunca más. Algunos ya lo han anunciado (entre ellos algunos clásicos como El Infierno, Jamón Jamón) y otros simplemente esperan a un milagro que les permita salvarse en el último instante.
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La situación es más liviana en la provincia. Otros 2.800 establecimientos se extienden por la geografía leonesa pero ahí, incide Martín Méndez, la capacidad de resistencia ha sido mayor.
«Muchos de esos locales están en pequeñas localidades y han ganado mucho espacio, han sumado clientes porque la gente se ha ido a los pueblos y pueden moverse con gastos mucho más reducidos«, sentencia.
«Se espera un invierno difícil y duro», sentencia, aunque fuera de León capital habrá menos cierres: entre 350 y 400 establecimientos, en otra cifra de carácter estimativo.
Además, en breve llegará el mal tiempo y «sin turistas y con peor climatología las terrazas ya no funcionan y el negocio se cae», añade Martín Méndez. Si acaso queda volver a la barra y releer la frase 'Resistiré'. «Mientras se pueda», matiza el representante del sector
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