Secciones
Servicios
Destacamos
Se mostraba oculto, perdido en lo alto de la torre, en el acceso al templo, lejos de la mirada de los leoneses que en los últimos 500 años han ido accediendo al templo. Ahora, y tras pasar por 'astilleros', el barco perdido de la 'batalla de Lepanto' ha vuelto a surcar, recuperado de las heridas del paso del tiempo, y a la vista de todos.
La conocida iglesia del Mercado, en el casco histórico de León, fue el último puerto de uno de los galeones que luchó en el mar Jónico contra los otomanos y en favor de la Santa Liga en Europa. Allí quedó varado, en forma de maqueta, en 1571. Y lo hizo de la mano -nunca mejor dicho- de Jerónimo de Rebolledo, conde leonés, y participe en la batalla naval.
El aristócrata se encomendó a la 'Antigua' -nombre popular con el que se conoce a la Virgen del Camino en esta parroquia- para que intercediera por él en Lepanto y le permitiese regresar a León sano y salvo. Y así ocurrió. En agradecimiento, Jerónimo talló la reproducción de su propio navío y lo ofreció a la piedad como exvoto de un feligrés a la parroquia.
El barco reproduce su velaje, la quilla, la proa y la popa, y hasta los cañones de batalla. Todo lujo de detalles con adornos y trabajos muy significativos en la madera que dejan entrever la virtuosa manualidad de Rebolledo.
Tras siglos en el ostracismo, castigado por el paso del tiempo, cubierto de polvo y excrementos de las aves, el actual párroco, Manuel Fláker, decidió usar los fondos del templo para restaurarlo. «Es mi responsabilidad. Tengo que velar por el patrimonio de la fe de todo un pueblo y una historia de vida eclesial».
Un año de restauración necesitó el galeón del Jerónimo de Rebolledo para recuperar el buen estado. El barco afrontó una nueva batalla naval en la que, tras una primera intervención en León, tuvo que surcar los mares hasta Barcelona. Allí, un experto en maquetas, recuperó el arbolado de las velas. Posteriormente fue en Burgos donde prepararon su musealización en la parroquia.
La nueva posición, mucho más visible, en el lado izquierdo del acceso a la iglesia del Mercado, tampoco ha sido escogida al azar. Se puso en ese lugar porque justo ahí se encontraba un cuadro del conde que fue robado en los años 70.
Así ha llegado a nuestros días esta maqueta de noble linaje. Y es que los Rebolledo guardan con León un íntimo vínculo, desde Jerónimo hasta su hijo, Bernardino, un diplomático español que dejó su impronta como embajador en la antigua Europa y que intercedió por la reina Cristina de Suecia para convertirla en la única mujer enterrada en San Pedro del Vaticano.
El galeón emprenderá desde aquí un nuevo viaje entre la historia y la devoción mariana que esta virgen inspira a León. El barco perdido de Lepanto volverá a escribir batallas navales que ahora serán más accesibles para los feligreses y que rescatarán del recuerdo las peripecias de un compañero de Miguel de Cervantes que encomendó su vida a lo divino.
Publicidad
Sara I. Belled, Clara Privé y Lourdes Pérez
Clara Alba, Cristina Cándido y Leticia Aróstegui
Javier Martínez y Leticia Aróstegui
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para registrados
¿Ya eres registrado?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.