El experto en anatomía patológica veterinaria Juan José Badiola nombrado en la mañana de este lunes Doctor Honoris Causa de León no ha querido dejar pasar la oportunidad de pronunciarse sobre dos de los temas más candentes en la actualidad sanitaria. Uno de ellos es ... el fin de las mascarillas en todos los espacios, incluidos centros de salud y farmacias y otro sobre la gestión de tuberculosis bovina por la Junta de Castilla y León.
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Sobre el primero de los asuntos, Badiola dio una recomendación a los ciudadanos «no tiren las mascarillas, guardenlas por si acaso vuelven; creo que no hay que decir por qué». Con estas palabras se anticipó a la medida que entrará en vigor este martes.
Badiola, que celebró que se produzca esta «buena noticia» sobre una de las «grandes herramientas» para el control de la pandemia, tal y como se refirió a la mascarilla, a cuyo uso «hay que tenerle un gran agradecimiento», apuntó que la conversión de su uso en voluntario se produce en una estación, el verano, en la que «la circulación de virus decrece sustancialmente».
No obstante, aunque afirmó «comprender» que no sea obligatorio su uso en las farmacias, no tuvo la misma consideración para «ciertas partes del sistema sanitario», como «las urgencias, donde estás cuatro o cinco horas esperando en un recinto cerrado», así como con personas vulnerables o en las visitas a enfermos, que «a veces parecen una feria». «Yo ahí sí tendría cuidado», remarcó.
Respecto a la situación en la comunidad autónoma sobre la gestión del movimiento de animales con respecto a la tuberculosis bovina, Badiola afirmó que con este tipo de enfermedades no se pueden tomar decisiones alegremente, sino que hay que estudiar cada caso de manera detallada y hacer lo que se deba para evitar males mayores».
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Un tema «un poco conflictivo porque tiene también connotaciones políticas», respecto al que quiso dejar claro que «no se puede exponer la salud de los ciudadanos», al tratarse de una enfermedad «transmisible a las personas».
El veterinario explicó que existe un Plan Nacional de Control de la Tuberculosis, aunque a los ganaderos, respecto a los que trasladó su «simpatía», «les cueste trabajo entenderlo». «Los programas sanitarios son estrictos porque buscan la erradicación de una enfermedad y, aunque eso no es nada fácil, esa es la política de la Unión Europea», puntualizó.
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En este sentido, apuntó que «hay que ser constante y muy meticuloso», ya que la enfermedad «crea elementos residuales que cuesta trabajo eliminar». «Los ganaderos se descorazonan un poco y se sienten desfallecidos porque ven que no se acaba nunca, pero hay que estudiar cada caso de manera detallada y hacer lo que se deba hacer para evitar males mayores», concluyó Badiola.
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