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Ilustración que recrea a Igor Postolache, según los testimonios recabados. DANIEL CASTAÑO
El asesino de la pequeña Erika, el violento psicópata encarcelado en León, le asestó 36 puñaladas

El asesino de la pequeña Erika, el violento psicópata encarcelado en León, le asestó 36 puñaladas

La Fiscalía solicita prisión permanente revisable para Igor Postolache, actualmente interno en la prisión de Villahierro | El asaltante esperó a la menor en la calle y una vez dentro del portal se abalanzó sobre ella por la espalda y de forma absolutamente sorpresiva

ROSALÍA AGUDÍN

Oviedo

Jueves, 19 de enero 2023, 10:40

Prisión permanente revisable por el delito de asesinato y quince años de cárcel por agredirla sexualmente aplicando la ley de 'solo sí es sí'. La Fiscalía hizo público ayer su escrito de acusación provisional contra Igor Postolache, el moldavo de 30 años que mató a ... la niña Erika Yunga, de 14 años, el pasado mes de abril en Vallobín. Le asestó al menos 36 puñaladas y la agredió sexualmente. El documento ya ha sido entregado al Juzgado de Instrucción número 2.

Mientras el interno se mantiene ingresado en la prisión de Villahierro, en León. El moldavo Igor Postolache, se ha convertido en uno de los internos que mayor recelo siembra entre los funcionarios por su alta peligrosidad y las serias dudas sobre su comportamiento.

Metido en 'sí mismo', en silencio, tumbado en la cama las 24 horas, el acusado de matar a la joven de 14 años Erika Yunga en Oviedo, siembra una enorme inquietud entre quienes le vigilan. «Es un psicópata», sentencian.

El crimen

Fue un crimen planificado, según el relato del Ministerio Fiscal. Días antes del asesinato, Postolache se trasladó a vivir al mismo edificio en el que residía la menor junto a su familia, en el número 69 de la calle Vázquez de Mella. Además, y según sostiene la Fiscalía, durante los días previos estudió los horarios de entrada y de salida de la menor con el objetivo de «ejecutar su acción criminal» y decidió que «la mejor opción para llevarla a cabo era esperarla un día a su vuelta de clase».

El 5 de abril del pasado año, Postolache preparó la escena del crimen. Bajó todas las persianas de su domicilio para que ningún vecino pudiera ver a través de las ventanas lo que ocurría en el interior, guardó dentro del cajón de su mesita de noche una cinta de embalar de color marrón así como nueve bridas negras «por si fuera necesario amordazarla» y cogió un cuchillo de la mesa «de once centímetros de longitud y dos de ancho» que escondió entre sus ropas.

Escondido

Posteriormente, según prosigue el escrito de acusación pública, salió de su domicilio y esperó escondido a la niña en una zona próxima al portal. A las 14.40 horas, Erika llamó al telefonillo después de una jornada de clases en el instituto de La Ería. Su padre le abrió la puerta y la menor entró en el edificio seguida del acusado sin que ella se percatase de su presencia. Se dirigió al ascensor, fue entonces cuando Postolache se abalanzó sobre ella por la espalda y de forma absolutamente sorpresiva «le asestó -prosigue Fiscalía- una primera cuchillada mientras la empujaba hacia las escaleras tapándole la boca para que no gritara». La arrastró escaleras hacia arriba y le apuñaló en la zona maxilar derecha de la cara, en el labio inferior, mentón y cuello «para que no se resistiese», según prosigue Fiscalía.

La niña trató de defenderse y oponer resistencia. Una vez en el rellano de la primera planta, Erika «trató de incorporarse frente a la puerta del ascensor, pero no lo consiguió». Postolache la siguió apuñalando y la derribó al suelo para arrastrarla unos siete metros hasta la puerta de su domicilio. Para ello se ayudó, según Fiscalía, de los tirantes de la mochila que portaba Erika, llena de libros escolares.

Se quitó la ropa

Una vez dentro de la vivienda, el moldavo cerró la puerta con llave y llevó a Erika hasta el baño donde la dejó para después «dirigirse al dormitorio». Allí, se quitó la ropa y regresó junto a la niña, que estaba «gravemente herida y era incapaz de desplazarse por sus propios medios». Una situación que no impidió que Postolache le siguiese apuñalando y la agrediese sexualmente.

Sobre las 15.09 horas, una vecina llamó a la Policía Nacional ante los gritos desesperados del hermano de la menor, quien «no paraba de aporrear la puerta de la vivienda del acusado al ver las enormes manchas de sangre que había en el pasillo del primer piso y la chaqueta de su hermana, tirada en el suelo». Minutos después se personó en el lugar una patrulla cuyos agentes consiguieron acceder al domicilio forzando la persiana de la ventana de la cocina; a las 15.20 horas pudieron entrar en el baño y se encontraron con la dantesca situación. Llevaron a la niña al vestíbulo para intentar reanimarla, pero nada se pudo hacer por su vida. Los sanitarios determinaron su fallecimiento minutos después.

Postolache se encuentra desde entonces en la prisión de Villahierro, en León.

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