Pedro Muñoz: «Teníamos alguna discusión, pero nos pedíamos perdón de inmediato»

El encausado era el primero en testificar y respondía a preguntas de la fiscalía. En su primera intervención reconocía que la pareja tuvo «alguna discusión» y matizaba que «nos pedíamos perdón inmediatamente», poniendo como ejemplo de un motivo de riña «que la comida no estaba bien».

Los hechos ocurrieron en mayo de 2020, en la finca que Raquel Díaz y Pedro Muñoz compartían en Toreno -León-. El varón, expolítico en el Ayuntamiento de Ponferrada y en la Diputación de León, está acusado por la fiscalía de un delito continuado de lesiones agravadas que dejaron a su exmujer paralítica y con severos daños neuronales; la acusación pide intento de asesinato. Por estos hechos pasó dos años en prisión y ahora se encuentra en libertad a la espera de sentencia en el juicio que se está celebrando.

Muñoz, chocante con la fiscal y con un tono agresivo, negó que llamase «puta» a la víctima porque «no se puede vivir con alguien a quien llamas puta». Sí que reconocía que había insultos «mutuos» y en circunstancias «extremas», pero el perdón venía «inmediatamente». «En una ocasión, hay una grabación, se lo llamo; y no hay ninguna más».

Durante su relato rechazó que hubiera echado de casa a su mujer y que solo le preparó las cosas cuando se fue de la casa que compartían «incluido el piano que usted dice que le obligaba a tocar», rebatió al ministerio fiscal. «No le puede prohibir que se vaya de casa una persona que se quiere marchar. Pero luego volvía, siempre volvía».

Tampoco compartió que agrediera y maniatara a la víctima de forma reiterada, aunque sí reconoció que tuvo que inmovilizarla «para que no destruyera la casa absolutamente». «Se ponía muy nerviosa y empezaba a romper cosas. La cogía para que se calmara». E incluso llegó a manifestar que Raquel tenía «problemas con la bebida, o cuando no bebía, más bien».

En el plano político, afirma que llamó a Raquel «ignorante política» por querer ser portavoz y vicepresidenta de Coalición por el Bierzo «sin haber ido a las reuniones del partido».

El 3 de diciembre de 2019, Raquel manifiesta que tuvo «una discusión gorda y la maltrató fuerte», sin embargo para Pedro Muñoz fue «una discusión sin más».

El acusado insistió en los problemas de la víctima con el alcohol, llegando a afirmar que nunca le había tirado una cerveza por encima «pero lo haría con tal de que hubiera dejado de beber».

Pedro Muñoz también explicó una de las discusiones de la que fue testigo la hermana de la víctima: «Raquel se había bebido un montón de cervezas, tomaba pastillas para dormir y ansiolíticos. No se tenía en pie. La bajé por las escaleras de la casa, y ahí se quejaba porque se hacía daño, y cuando se recuperó la subió a la habitación para acostarla».

El 13 de marzo de 2018, Raquel hizo una llamada «de auxilio» al 112, explicó la fiscal que pidió la reproducción del audio. En la misma se le escucha a ella llorar y a él hablar. «Ni yo sabía que había llamado, yo estaba desesperado tratando de cambiar ese ataque de ira que tenía. A lo mejor tuvo un ataque de celos y empezó a montar el número».

«Te mato, hija de puta, te mato. Que eso es lo que quieres. Grita más, zorra», le dijo durante otra discusión en la casa que ambos compartían. En la misma se escuchan gritos de la víctima.

En su explicación, Muñoz manifestó que ella estaba bebida, había roto un cuadro-puzle y había cristales en el suelo. Esto que ha pasado es cuando yo hablo ataque de ira y no fue de los más grande. Ella grita y yo la tengo que coger». «Aquí el único herido soy yo».

El 27 de mayo de 2020, día de los hechos. Habían ido a una concentración del covid y comprado una empanada. Llegaron a la finca de Toreno, donde comieron y, posteriormente, ella se puso a trabajar. Él sacó a los perros y se puso a podar y segar. Antes de las ocho de la tarde, solían ir con los cachorros al pantano. Durante toda la tarde estuvo realizando llamadas.

Según su versión, oyó a Raquel llamando a la gata por la noche. Se iba a ir a la cama y antes fue a buscarla sin encontrarla. «Me empecé a preocupar». Se la encontró al lado de un pozo, le puso la mano en la cabeza y vio la sangre. «Olía a sangre, uno de los perros la lamía. Busqué un sitio para colocarla y llamé al 112».

«A mi esposa no le puse nunca la mano encima», sentencia con rotundidad el acusado.

Con suma tranquilidad, Muñoz narró en la Audiencia la llamada al 112 en la noche de los hechos en la que él reconoce que había habido «un accidente» y su mujer no respondía. Ella tenía 44 años y se encontraba inconsciente. «La única obsesión era que supieran donde estaba».

«Creo que intentó subir a por la gata a un tejado y la bajabas, esa fue mi deducción, pero no me atrevo a asegurarlo. Se tuvo que golpear con el pozo», explicó. «Me está obligando a dar muchas explicaciones, pero no piense que son excusas», insiste.

Pedro Muñoz, ante la pregunta de los abogados de la acusación por el calzado de Raquel, respondía lo siguiente: «A mi mujer se le podían mirar muchas más cosas que los pies».

El expolítico, además, aseguró que de no ser por su intervención en primeros auxilios a la víctima «Raquel no hubiera sobrevivido».