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España ha amanecido este viernes «consternada» —en palabras de Pedro Sánchez— por el incendio de Valencia que arrasó un edificio de 14 plantas en el barrio de Campanar que ha dejado, por el momento, diez fallecidos.
La increíble rapidez con la que se propagó el fuego ... , según los primeros avances de la investigación, podría explicarse por el uso de algún material termoplástico utilizado, como una resina aplicada en las placas de aluminio para adherirlas a la fachada, ya que se ha descartazo que el aislamiento térmico fuera de poliuretano y es de lana de roca. Según el arquitecto Félix Compadre, el poliuretano «tiene la categoría E según la normativa europea EN 13501-1, y es la categoría más fácilmente inflamable». Sin embargo, la lana de roca tiene categoría A1, lo que significa que es un material no combustible y motiva aún más las dudas a cerca de la extremada velocidad con la que evolucionó el incendio.
Lo «preocupante» para Pablo López Presa, también arquitecto leonés, es que «la normativa española no está actualizada» y permite construir las fachadas con materiales combustibles. Las dos formas más empleadas actualmente para revestir exteriormente las construcciones en España son el 'Sistema de Aislamiento Térmico por el Exterior SATE' y la 'fachada ventilada'.
En el caso del bloque de Valencia se trataba de una fachada ventilada. «Es un sistema de revestimiento exterior de edificios que consta de una capa externa —piedra, aluminio, cerámica...— separada de la estructura principal del edificio por un espacio de aire ventilado. Este espacio permite la circulación de aire entre la capa exterior y la estructura, lo que es muy eficaz energéticamente», confirma Presa, y contribuye a controlar la humedad, mejorar el aislamiento térmico y acústico, y proporcionar protección adicional contra la intemperie.
Esta «cámara de aire» es otro de los atenuantes del incendio en Valencia, confirma la arquitecta municipal Begoña González. «La fachada ventilada fue la que funcionó como un tiro de chimenea propagando las llamas». Además, el arquiteto José Andrés Seoane añade que la doble capa de aluminio «es un material conductor de calor que propaga muy rápido el fuego y complica mucho más la extinción».
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Tamara Villena
La otra forma de aislar, prosigue Presa, es a travé del Sistema de Aislamiento Térmico por el Exterior (SATE). «Consiste en la colocación de un aislante térmico en la parte exterior de la edificación, seguido de una capa de mortero y un revestimiento final», detalla. Este sistema ayuda a reducir las pérdidas de calor en invierno y a mantener una temperatura más estable en el interior.
Ambas técnicas son validas pero la problemática viene porque «la norma española permite en su conjunto la utilización de materiales B, que son combustibles, ya sea un SATE o una fachada ventilada», critica. Y además advierte de que «se están edificando miles de edificios con aislamientos exteriores como el de Valencia y urge cambiar la normativa».
Un ejemplo de esos miles de edificios con fachadas ventiladas es el Hospital de León (Caule), que según revela el experto en arquitectura Félix Compadre, «si tiene placas de aluminio exclusionado con revestimiento por detrás» puede ser «inquietante». En este caso lo prioitario es saber qué material se ha utilizado en el aislamiento. «Si es poliuretano o poliestireno, arde con facilidad. Sin embargo hay otros que se utilizan frecuentemente y no son tan inflamables, como la lana de roca» —del edificio de Valencia— «o la lana de vidrio que se apaga por sí misma», profundiza Félix.
«En las obras municipales hace mucho tiempo que dejaron de utilizarse los poliuretanos», apunta desde el Ayuntamiento de León Begoña Gonzalo. También pide «prudencia» para hablar de las causas de lo ocurrido en la capital del Turia debido a que «aún no existen informes oficiales de la Policía Judicial o el Cuerpo de Bomberos».
La reforma del Palacio de los Deportes de León está utilizando ambas técnicas, tanto SATE como fachada ventilada, sin haber recibido respuesta este medio sobre los materiales aislantes que están siendo utilizados; expertos indican también multitud de edificios del Crucero y sobre todo en las zonas de La Lastra y Eras de Renueva cuyas fachadas han sido edificadas del mismo modo.
El edificio calcinado en Valencia se trataba de una «promoción de lujo durante el boom inmobiliario» en la Comunidad.
José Andrés Seoane explica que con este 'boom' inmobiliario «muchas constructoras comenzaron a subcontratar servicios en detrimento de la calidad de los materiales».
En ello difiere Félix Compadre, que asegura que «en la época de la burbuja empezaba a surgir el código técnico y no determina que no puedas utilizar ciertos materiales, sino que se tenga en cuenta las características en cuanto al uso que se le vaya a dar».
Para entender la «mentalidad» de dicho código —Codigo Técnico de la Edificación, apartado de Seguridad en caso de incendio—, Pablo López Presa manifiesa que «tiene en cuenta los minutos que tiene la gente para abandonar el edificio» en caso de incendio, «permitiendo incluso en los edificios altos la utilización de estos materiales combustibles».
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