Aquellos primeros refugiados en León: de las dudas a la vuelta al punto de partida

El entorno, sin embargo, intenta ser lo más amable posible. Era de noche, hacía y León se recogía mientras ellos comenzaban una nueva vida.

Irina, Olga, Kamila, Margot y Lisa, junto a la familia de Wolodymyr (mujer y tres hijos) llegaron en aquella jornada a un León que fue su casa hasta que, en algunos casos, pudieron volver con no pocos miedos a su tierra.

Lo suyo fue el milagro de Fernando Pérez y Felipe Sánchez, dos tipos fantásticos que en silencio se fueron desde León y Valladolid hacia la frontera con Ucrania a llevar víveres de primera necesidad y salvar «a quien se pudiera».

Ellos se escaparon de la guerra casi de milagro. Incluso Wolodymyr debería estar luchando en el frente cuando llegó a León, pero al tener tres hijos pudo salir del país. «¿Saben algo de España, de León?». «Nada en absoluto», recordaban entonces los responsables de esta aventura. «España es el último lugar al que se quieren venir. Intentan quedarse en Polonia, en Alemania, cerca para volver cuando la guerra termine. Pero cuando ven que llegan más trenes con más y más gente, entonces se van donde pueden. A España, a León en este caso», se remarcaba entonces.

Una parte de la salvadora expedición durmió las primeras horas en un hostal pagado por una ONG. La otra en una casa cedida por un voluntario.

Sus mascotas, perro y gato, se fueron de momento a una protectora de animales hasta que fueron recuperados por sus propietarios.

Tan duro y difícil era aque momento que su testimonio no dejaba lugar a la duda. «Sólo queremos vivir», sentencian.