¡Al antruejo!

Un año más don Carnal vuelve a librar la batalla que siempre gana Doña Cuaresma. Pero a pesar del final todos los años la provincia de León vuelve a disfrutar con el fervor, altruismo y colorido más histórico.

Esta provincia es rica en mascaradas de invierno. Antruejo, antruido, entruejo o entroido y muchas más formas de llamar a esta expresión popular que permitía cubrir el rostro para ganar libertad.

Cada uno con sus tradiciones y sus connotaciones lo importante es que esa parte de la historia leonesa se ha logrado conservar y difundir siendo un patrimonio inmaterial del que presume esta provincia.

Este fin de semana en muchos puntos de la provincia las calles de los pueblos se volverán a llenar de personajes para revivir el carnaval más tradicional.

El ritual del Antruejo de Llamas de la Ribera ha seguido siempre fiel a los ritos y costumbres que se celebraban antiguamente. En una fiesta marcada por la autenticidad aquí no hay desfile de máscaras, el altruismo impera en una celebración en la que no faltan los vejigazos de los Guirrios, personaje central, que aporrean sobre todo a los vecinos del pueblo, así como el resto de personajes que forman el Antruejo, los cuales entre sustos y bromas alegran a todo el que allí se congregue.

Entre tanto, las Madamas y Madamos bailan los bailes típicos del Alto Órbigo: Titos, Jotas, Baile Montañés, Juliana, Agarraos, etc. Todo ello al son de panderetas, dulzainas y tamboril que hacen que todos los asistentes bailen y se diviertan.

No falta la representación de la arada y la siembra de la plaza, así como una bonita costumbre que ha perdurado en el tiempo, como es el cantar de las Carnestolendas. Además, se entrega el 'Guirrio Honorífico', para galardonar con esta mención especial, a todo aquel que ha contribuido de manera destacada con la Etnografía y el Patrimonio Cultural, y siendo conocedor del Antruejo de Llamas de la Ribera. Este año el galardonado es el periodista Javier Pérez Andrés.

El Domingo de Antruejo es el día grande de las fiestas en esta localidad. Después de comer ya se empiezan a ver por las calles disfraces de lo más variopinto, desde máscaras de troncos ahuecados a cestas de mimbre rotas, pasando por cráneos secos de animales o pieles que tapan la cara. En torno a las cinco, comienza el desfile por las calles del pueblo. Lo encabezan mujeres mayores, las Madamas, ataviadas con el traje tradicional de la zona, caminan y bailan de vez en cuando al son de dulzainas, tamboriles y platillos; alguna lleva entre su toquilla resguardado un niño (muñeco).

Le siguen los Guirrios, todos vestidos de blanco, con cencerros, con sus abanicos multicolores. El ruido se intensifica entre el sonido de cencerros y la música. Y aparece el enorme contraste de los Enanos de enormes cabezas y cuerpos mínimos y la pareja de estilizados Gigantes. A continuación, siempre una recreación de tareas domésticas o rurales, siembra, arada, siega, los hilandares, la elaboración de embutidos, con los jijos, la máquina con manivela, las tripas y los varales donde los cuelgan, todo sobre un escenario con ruedas o el carro de un buhonero. Después, les toca el turno a las máscaras zoomorfas, con los Toros de saco, siempre encubriendo mozalbetes, que no dejan de atacar a las mocitas de su edad.

Y luego la imaginación hecha absurdo, locura o fantasía, con disfraces siempre reinventados con materiales del entorno y agitando carracas, matracas y matracu- las; son los 'antruejos'.

El Sábado Fisolero es el día grande en esta localidad del Órbigo. Las calles  se llenan de personajes propios como Guirrios, Toros, el Hombre de la Cancilla, algún que otro Encisnador o La Tarara.

También otros personajes propios del antruejo más tradicional como son los militares, clero, gitanos y para infundir temor y emoción a partes iguales cuentan con la presencia de El Pellejo al que este año se le dedicará una pequeña representación teatral en la que será juzgado por todas las fechorías llevadas a cabo durante los últimos años.

La mascarada recorre las pocas calles de la localidad, de trazado sinuoso, aunque el punto neurálgico es la plazoleta de la iglesia, en la que se sitúa la hoguera. Cuando empieza a anochecer, comienza a arder la pira de leña de roble colocada en la plaza de la iglesia.

En el entorno de la plaza se recortan sobre las escasas luces las siluetas de seres vestidos de blanco, con máscaras oscuras, que hacen sonar cencerros. Portan en sus manos retorcidas ramas y raíces de urz. Son los Zafarrones. Poco a poco se forma un grupo numeroso junto a una casa cercana, de donde sale una especie de rudo Toro y un Torero de ondulante muleta roja. Todos se acercan al entorno de la hoguera, donde los Zafarrones encienden sus naturales teas, creando fantasmagóricas figuras.

Recorren las calles haciendo sonar sus cencerros, arrojar la fertilizadora ceniza a los viandantes y alterar la paz de alguna casa, mientras emiten gritos guturales y asustan a la escasa gente que hay por las calles; llegan hasta los bares, donde entran con ruido y ulular de sus gargantas.

El sábado es el día grande del Antruido de Riaño. En torno a la choza, los zamarrones salen a la calle para sembrar el terror entre los vecinos y visitantes que se agolparon para disfrutar de una de las tradiciones más ancestrales de la provincia.

Pero los zamarrones no estaban solos, les acompañaban, como todos los años el oso, el caballo, el toro, el torero, la preñada, la dama de antruido, el ciego y la vieja para dar sentido a este 'Antruido'.

El sábado celebra el antruejo esta localidad cuyo personaje principal es el guirrio.

La chifla, el tamboril, la gumia, el hojalatero, el toro o las madamitas también están presentes en esta celebración. Vecinas y vecinos tanto del pueblo como de los aledaños siguen la comitiva atentos a que los guirrios no les hagan pillerías o que la gumia no le ensucie la ropa con cernada, todo ello al son de dulzaina y tamboril.

Los toros salen a la calle cada sábado antes de carnaval. Un largo rabo de ramas que varea a los asistentes es su seña de identidad.

Van acompañados de los toreros, personajes vestidos de blanco que llevan un mantón a modo de bandolera y que 'torean' a sus acompañantes con un banderín rojo. Junto a ellos, también salen otros personales conocidos como enanos, gigantes, tenazas, toras o la máscara.

Esta tradición empieza con la invasión de los Jurrus, metiéndose con la población y en especial con aquellos que no lleven disfraz. Pero los Birrias o Castrones les hacen frente luchando contra ellos y derrotandoles y queman un monigote que representa la derrota del mal y donde el 'Gran Jurru' muere en la hoguera.

Los personajes más destacados de este carnaval tradicional son 'Jurru', el 'Paparracho', 'Birria', 'El Sacamantecas', 'El Calavera' o 'El del Incienso y la Paja'.

Son los primeros carnavales del año celebrándose el 27 de enero. Los Campaneiros se cubren los cuerpos con pieles y para la cara y la cabeza se fabricaban caretas con apariencia de animales, En ocasiones también se ponen cuernos o varas de madera, que tallaban los rapaces, para representar al ganado.

La teatralización de la tradición dio lugar a la aparición de más personajes como la vieya, el toro, los galanes y la señorita que picaba al toro.

Varios personajes enmascarados protagonizan este peculiar antruejo en la Montaña Central Leonesa: la vieja y dos animales zoomórficos, como son un toro, que se repite en muchos de estos pueblos, y una jirafa.

Su función es asomarse a las ventanas más altas de las casas para animar a la gente a salir. Se trata de una estructura de madera, en la que dos personas van debajo y conforman la silueta de jirafa, y que se puede asomar hasta el segundo piso de una vivienda unifamiliar, con el consiguiente susto de los moradores.

Los protagonistas portan las tradicionales máscaras hechas con cráneos de animales, así como otros ropajes y elementos de la naturaleza. Además, arrojaran a los asistentes una especie de mezcla de ceniza y papeles de pequeño tamaño.

Los personajes que aparecen actualmente, al igual que antes, son dos bandos: 'el de guapos' y 'el de feos'.

En 'el de guapos' salen las mozas o madamas y gente acompañándolas con trajes claros. En 'el de los feos', sale la vieja, hombres y mujeres travestidos y mazcaraos.

Salen dos carántulas que es como se llama en nuestro pueblo a las máscaras de jabali o raposa.

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