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La «finca de los horrores» de Toreno, el lugar en el que Raquel Díaz sufrió una brutal agresión que a punto estuvo de acabar con su vida y que la ha dejado postrada en una silla, fue alterado durante el día de los hechos y ... en las horas posteriores.
Así lo confirman los propios testigos que acudieron al escenario tras recibir la llamada del presunto agresor, Pedro Muñoz, pidiendo ayuda por el «accidente» que su mujer había sufrido.
No habían pasado ni unos minutos tras el incidente, en torno a las 23:00 horas del 27 de mayo de 2020, cuando las primeras personas en llegar ya intervinieron y contaminaron la zona.
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Gustavo, el guardés de la finca, y su mujer Manuela fueron los primeros en desplazarse a la vivienda situada cerca de la central de Santa Marina del Sil. Acudieron a la llamada de Muñoz y tras contarles que Raquel Díaz «se había caído». La testigo -Manuela- reconoció que lo limpió «todo». Cogió la fregona para retirar la sangre cercana a la víctima y limpió la zona y el rodapié con toallas que llevó posteriormente a la bañera. Cuando su marido Gustavo y Pedro vieron lo que estaba haciendo, la pidieron que dejara «todo como estaba».
La siguiente en aparecer en el lugar fue Ruth, la hija del presunto agresor. Lo hizo cerca de las once y media de la noche y se encontró a Raquel Díaz «muy mal, comatosa. Salivando y con la respiración entrecortada». En el interior de la vivienda aparecieron más tarde, en un registro el 9 de junio, bolsas con ropa de Raquel y latas de cerveza. Ella misma acreditó como responsable a su hermano que colocó las cosas de la finca porque «estaba todo revuelto».
Precisamente su hermano, Pedro, confirmó las palabras de su familiar. Recogió las pertenencias para meterlas en bolsas porque se iba a mudar durante una temporada a la vivienda de Toreno. «No podía vivir con el desorden que tenían en la casa». Él también fue el encargado de intentar «dar salida» a las propiedades de su padre para sacar dinero y pagar a los abogados. «Tenía una situación bastante crítica: 6.000 euros en el banco, la finca con hipoteca y un piso en Santo Tomás -de las Ollas-», aunque no pudo ejecutar esta acción porque la defensa de Raquel Díaz denunció que una parte pertenecía a su representada -en coma en esos momentos-.
La última en explicar cómo pudieron alterarse pruebas en la finca de Toreno fue una exvecina de la pareja en Santo Tomás. Salió a fumar un cigarrillo y vio a Pedro salir del piso donde había tendido un pantalón y una camisa, «¿qué hacía ahí?», se preguntó, ya que esta vivienda la dejaron tiempo atrás para mudarse a Toreno. .
La limpieza de la sangre en la escena de la presunta agresión, la aparición de bolsas con ropa y latas de cerveza y el arreglo de la casa acabaron por intoxicar el lugar donde Raquel Díaz y Pedro Muñoz pasaron aquella noche.
Los hechos ocurrieron en mayo de 2020, en la finca que Raquel Díaz y Pedro Muñoz compartían en Toreno -León-. El varón, expolítico en el Ayuntamiento de Ponferrada y en la Diputación de León, está acusado por la fiscalía de un delito continuado de lesiones agravadas que dejaron a su exmujer paralítica y con severos daños neuronales; la acusación pide intento de asesinato. Por estos hechos pasó dos años en prisión y ahora se encuentra en libertad a la espera de sentencia en el juicio que se está celebrando.
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