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Cuando un posible caso de covid-19 llega al Hospital de León ellos ejecutan la primera toma de contacto. Cuando se debe ingresar a ese paciente son los encargados de desplazarle a la habitación. Son los celadores, esos trabajadores no sanitarios que la ... pandemia ha llevado hasta la primera línea de batalla contra el coronavirus.
Hablamos con Adrián, durante su jornada de descanso, quien reconoce que su día a día ha cambiado en cuanto a la seguridad y a la magnitud del trabajo desde que el pasado mes de marzo se decretase el primer caso activo en la provincia. «Antes subías una caja desde el almacén y ahora tenemos que subir palés y en las atenciones de los pacientes, a los que vistes o tienes que mover. Somos importantes justo en esa faceta».
La gravedad de la situación él la ha vivido y la vive en primera persona. Jornadas eternas, actividad constante y una sensación de quererse «echar las manos a la cabeza» ante la llegada constante de pacientes.
«Hay días que llegas al hospital, te pones el EPI y empiezas a ayudar a tronar en un box... llega la noche y allí sigues, no has salido, parece que el día no tiene final», asegura, aunque reconoce que es una situación cotidiana para ellos. De hecho, la situación de contagio es continuo al tratar con enfermedades contagiosas y con riesgo radiológico o químico. «Aquí riesgo hay todos los días, otros patógenos no causan el drama social del Sars2 pero para nuestra salud son mucho más peligrosos».
Este joven también invita a concienciar a los leoneses de la realidad de esta enfermedad y lo hace empezando por los él y sus propios compañeros y terminando por los ciudadanos que todavía no han entendido la situación. Cree que desde la sociedad se está lanzando un mensaje «endulzado y positivista» que no debería ser. «Y los primeros los sanitarios que salimos bailando o como 'Teletubbies', yo entiendo que se hace a buena fe pero más que mensaje positivista hay que mandar uno más consciente y coherente con la realidad».
El trabajo de los celadores desde el inicio de la pandemia se ha incrementado de forma exponencial e impresiona ver cómo se llenan plantas y no dejan de llegar pacientes, asegura Adrián, quien se ha sentido por momentos protagonista de una terrorífica película. «Tú entras al hospital, te pones el pijama y parece que entras en una película de ciencia ficción. Estallido, contagio, todo es bestial, trabajar con EPIs, ver cómo se llenan plantas, los pacientes más graves llenan rápidamente las UCIs, y habilitas REAs y Coronarias y quirófanos para atenderles».
Y todo ello lo hacen sin ser considerados personal sanitario y sin tener la consideración de personal de alto riesgo cuando son los encargados de recibir, mover y atender a posibles infectados de Sars-COV2 y entran en casi en contacto con ellos. Prácticamente abrazan al paciente y les mueven: «casi somos la persona que más entra en contacto con un paciente porque para movilizarle tenemos que abrazarles, a pacientes que llevan en cama dos semanas y han perdido una masa muscular terrible».
Los celadores también agradecen a la sociedad las muestras de reconocimiento y las donaciones altruistas que han hecho, aunque piden que no se les trate como a héroes ya que su función ahora no es nada nuevo para ellos.
«El tratamiento de héroes no nos gusta porque lleva a pensar que únicamente nos exponemos ahora, pero la exposición de la salud es continua. Quizá el riesgo de los sanitarios muchas veces está bastante minusvalorado».
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