Pocos habrán dejado tanta huella como él. En el sentido literal y en el figurado. Sus manos han calzado a buena parte de la sociedad leonesa. Y él, este sábado, ha dado su último paso.
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León llora la muerte de un vecino que fue «una ... eminencia como empresario y sobre todo como persona». A sus más de 90 años deja tras de sí un inmenso legado y vacío inmenso en sus hijos, Ángel y María Rosa.
Nunca renunció al trabajo y fue el primero en ponerse tras el mostrador hace décadas. Siempre tenía la palabra perfecta, la sonrisa adecuada y el ojo clínico de los mejores para acertar en la elección ante el cliente.
Una de sus primeras tiendas, La Revoltosa, que cerraba hace unos años le llevó a dar un abrupto salto al comercio leonés. Un negocio del que mantuvo la titularidad hasta el último día. «Con mucho tesón y ayuda de fabricantes, que confiaron en aquel chiquillo, salió adelante», explicaba uno de sus hijos en una entrevista con leonoticias.
Bajo su dirección, el negocio se expandió hasta tener seis tiendas a la vez abiertas en León y más de 20 trabajadores a su cargo. De aquellas,cerrarán La Revoltosa y Tengo Dos, y se mantendrán abiertas Tengo y Ángel Martínez Zapatero junto con una tienda online.
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Su adiós no supone solo la pérdida de un empresario ejemplar, sino también la pérdida de una persona generosa, que siempre tendía la mano y se situaba al lado de los más débiles. Una despedida que deja huella en León, la misma que Ángel Martínez ha dejado en el pequeño comercio de la ciudad.
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