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Káiser espera su lección de cada tarde. Llegó a la Protectora de Plantas y Animales de Le´on siendo un perro agresivo y, poco a poco, se ha convertido en un cánido dócil que se deja querer. Buena parte de culpa de ese cambio la tiene Pedro Teixeira, que empezó a trabajar con él hace unos meses.
Este adiestrador canino es experto en modificar conductas e invita a acudir a profesionales ante el primer problema que surja con el perro. Advierte de que, al igual que los humanos, «un niño absorbe mejor el conocimiento que un adulto», por lo que si la mascota no acepta al amo o no se comporta como pretende, «ese es el momento porque la tendencia siempre es a empeorar».
Es importante que la educación empiece desde cachorro, con tres o cuatro meses. En sus años de experiencia, al frente de Canis Club León, ha encontrado perros agresivos con otros perros, con sus dueños y personas, un tema que es su especialidad.
En el ámbito urbano, el principal problema llega cuando los dueños se van al trabajo. Se llama ansiedad por separación: «Salgo de casa y me la destroza, llora, ladra o aúlla; y llegan las quejas de los vecinos y las amenazas de denuncias».
No existe un número fijo de sesiones de adiestramiento canino. Todo depende del grado de degradación de la conducta del perro. Pedro, primero hace una entrevista con los dueños y luego aplica dos tipos de trabajo: clase individual o colectiva. La primera se centra en enseñar al dueño a comunicarse con el perro, mientras que en la segunda ya se adquieren nociones de adiestramiento que pueden ser básicas, intermedias o para veteranos.
Se trata de una profesión en auge, asegura. No es extraño ver a grupos de perros guiados por adiestradores por la ciudad. Y todo empezó con César Millán, el televisivo encantador de perros. Esto ha dejado una parte positiva, la de que los dueños se den cuenta de que las mascotas pueden cambiar de carácter; y una mala, la del uso de internet y creer que cualquier perro puede hacer de todo.
Teixeira acumula muchos años en esta disciplina. Un tiempo en el que ha tenido perros de toda clase y en los que nunca se ha dado por vencido con ninguno. «He tenido situaciones muy complicadas. Tengo cicatrices en mi cuerpo que son grandes y profundas de estas situaciones; pero no hay perros malos, hay perros maleducados».
Se puede empezar con ejercicios básicos como el sienta, quito, no tires o caminar a su lado. Luego se avanza hacia el rastreo, la mordida, la guardia e incluso el rescate.
Y es que, como el propio adiestrador recuerda, un perro es capaz de todo por su amo. «Un perro da la vida por ti. Él trabaja a tope, él va a dar el máximo por ti; y si no le enseñas, el instinto natural será el de dar la vida por ti».
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José Antonio Guerrero | Madrid y Álex Sánchez
Mateo Balín y Sara I. Belled (gráficos)
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