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León
Sábado, 25 de enero 2020, 12:49
Un total de 398.970 castellanos y leoneses contaba en el año 2018 con un seguro privado de salud, lo que supone que el 16,5 por ciento de la población de la Comunidad. Los asegurados han crecido en 32.784 desde 2011, un ... claro indicador que demuestra el posicionamiento de la sanidad privada, con cada vez más personas que cuentan con una póliza de este tipo, ya sea como un complemento al sistema público de salud o bien para mejorar la cobertura de determinadas especialidades, pero también para saltarse una lista de espera quirúrgica. Hace dos semanas , la Consejería de Sanidad hizo públicos los datos de que cerca de 30.000 personas esperaban para pasar por el quirófano en la región, con una demora media de 94 días, tras aumentar en 24 en el cuarto trimestre de 2019.
Según los datos de la Unión Española de Entidades Aseguradoras y Reaseguradoras (Unespa) facilitados a la agencia Ical, las personas con un seguro de salud no ha parado de crecer en la región en los últimos años. De los 366.186 contabilizados en 2011 se pasó a los 372.240 en 2012, aunque la cifra bajó en los ejercicios posteriores con el recrudecimiento de la crisis económica. El año 2013 cerró con 363.517 y 2014, con 359.798. Posteriormente, repuntó con crecimientos progresivos como en 2015 (368.757), 2016 (377.904), 2017 (390.82) y 2018 (398.970).
El sector subraya que los seguros de vida se han convertido en un producto «asequible» para la mayor parte de los ciudadanos, además de destacar su gran capacidad de personalización y la posibilidad de acceder a un médico de cualquier especialidad sin apenas esperas. Los ingresos de las aseguradoras por la venta de pólizas en 2018 ascendieron a 64.282 millones de euros en el conjunto de España, de los que 8.520 millones correspondieron a la partida de seguros de salud, con un repunte del 5,5 por ciento.
Los cerca de 399.000 asegurados en Castila y León disfrutan de las coberturas propias del seguro médico, lo que les garantiza servicios des salud y tratamientos a través de cuadros médicos cerrados –que son la gran mayoría- o de libre elección, lo que implica un reembolso de los gastos causados por optar un profesional concreto.
Aquí no estarían incluidos los beneficiarios del llamado ramo de enfermedad o de subsidios, que reciben una indemnización diaria cuando el asegurado está enfermo u hospitalizado. Un producto que solicitan, básicamente, los trabajadores por cuenta propia que tienen una necesidad objetiva de cubrir el riesgo incluido en la póliza.
El seguro privado de salud más extendido en España, con 9,5 millones de asegurados, es el de la prestación de servicios, en concreto el de asistencia que contempla un cuadro médico o un conjunto de servicios cerrado, del que normalmente el beneficiario hace uso sin más pago que la prima. El aseguramiento privado también atiende la salud bucodental de casi cinco millones de españoles, a través de pólizas específicas dentales.
Pese al incremento del número de asegurados de salud en la Comunidad, el índice de penetración de estas pólizas ha subido poco más de dos puntos desde 2011, al pasar del 14,3 al 16,5 por ciento. Además, son cinco puntos y medio menos que la media nacional, situada en el 22 por ciento.
En cuanto a la distribución de asegurados con una póliza de salud en la Comunidad, destaca la preponderancia de las edades medianas jóvenes, especialmente a causa de las mujeres en la edad fértil. La mayor cartera se registra en el tramo entre los 18 y los 45 años, que suponen el 42 por ciento del total. Unespa destaca que existe una alta fidelidad del seguro de salud entre aquellos que optan por contar con una póliza de estas características, con un promedio de once años.
La patronal reconoce que la tasa de penetración del seguro médico de prestación de servicios entre los territorios es «muy variable». No en vano, existen tres comunidades autónomas donde la capilaridad del seguro de salud es superior. Se trata de Madrid (34,3 por ciento), Cataluña (31,1 por ciento) y Baleares (29,2 por ciento), seguidas muy de cerca del País Vasco, con el 21,7 por ciento.
Por el contrario, Cantabria (6,1 por ciento), Navarra (9,9 por ciento) y Murcia (11,9 por ciento) aparecen como las regiones con menor presencia del seguro médico. También hay diferencias importantes entre las provincias de Castilla y León porque el porcentaje de asegurados de salud varía en hasta casi nueve puntos entre Salamanca (20,4 por ciento) y Zamora (11,8 por ciento). Por encima de la media autonómica, se sitúan Segovia (19,8 por ciento), Ávila (18,9 por ciento) y Valladolid (18,1 por ciento) mientras que están por debajo Burgos (15,3 por ciento), León (14,5 por ciento), Palencia (13,4 por ciento) y Soria (13,4 por ciento), además de Zamora que cierra el listado.
En números absolutos, Valladolid, con 94.465 asegurados, está a la cabeza de la Comunidad, seguido de lejos por Salamanca (67.338) y León (67.260). A la cola, aparecen Soria (12.035) y Zamora (20.664).
La Organización de Consumidores (OCU) publicó en noviembre pasado un estudio nacional que revelaba que la mayoría de los asegurados de salud (68 por ciento) pagaba la póliza de su bolsillo, mientras que al 13 por ciento se lo costeaba íntegramente su empresa y otro nueve por ciento lo paga en parte. El ocho por ciento lo tiene a través de las mutualidades de funcionarios como Muface, Mugeju e Isfas.
El seguro médico facilitado por la empresa se ha convertido en el principal incentivo para muchos trabajadores, incluso por encima de la subida del sueldo. Una medida que las compañías enmarcan en la apuesta por el bienestar de sus empleados.
La encuesta de la OCU, que preguntó por las experiencias de 8.400 titulares de pólizas, reveló que los asegurados utilizaban la póliza con frecuencia, que la mayoría de ellos tenía el seguro desde hace diez años y que solo el 14 por ciento se planteaba cambiar de compañía.
El informe recogía que en el 24 por ciento de las pólizas se produjo algún problema. El más frecuente, que afectaba al 17 por ciento de ellas, era encontrarse con una falta de cobertura inesperada. Por ejemplo, un periodo de carencia, una dolencia previa excluida, un tratamiento novedoso o que el seguro tenga el ámbito restringido y el tomador no estuviera informado.
Por otro lado, más del seis por ciento de los encuestados se quejaba de que le habían subido la prima porque su estado de salud empeoró. Además, uno de los principales problemas de este tipo de seguros es que la prima de años futuros es desconocida (sube con la edad) y por tanto quien contrata desconoce si, cuando más lo va a necesitar, podrá o no afrontar el coste.
El tercer asunto más denunciado fue que la compañía aseguradora no autorizaba un tratamiento que estaba cubierto en la póliza. En este sentido, la Organización de Consumidores apuntó que un tratamiento médico incluido en la póliza y prescrito por un facultativo de la aseguradora, debería prestarse sin necesidad de autorización ni más trámites.
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