El mérito de salvar cuatro vidas

No se lo pensó dos veces. Desde el asfalto apenas veía un amasijo de hierros y un par de árboles en medio de mucha agua, pero hasta sus oídos llegaba una especie de maullido y, al poco, la angustia hecha grito de un padre. Se lanzó sin dudarlo, sin pensar en los metros que había de caída.

Así sucedió

Apenas unos minutos antes, Eva del Blanco se disponía a montar un control de identificación de personas y vehículos en la autovía Camino de Santiago, la A-231, cuando el Centro Operativo de Servicios de la Guardia Civil (COS) les pasó el aviso. Habían alertado de un coche que podría haber caído al río desde la misma autovía a la altura de Carrión de los Condes. Estaban a unos 25 kilómetros y no tardaron en llegar al lugar del accidente, por el que un vehículo que circulaba en sentido Burgos se salió de la vía por la mediana y el coche, con sus cuatro ocupantes, cayó al río.

Se trataba de un joven matrimonio portugués que viajaba hacia Francia junto a sus dos hijos, un niño de cinco años y un bebé de diez meses. Pero toda esa información fue posterior. Antes de eso, el compañero de Eva se puso de inmediato a regular la circulación de la autovía mientras ella se asomaba a la mediana a ver lo que veía.

Con dos niños a la espera del helicóptero

Al oír los gritos que pedían auxilio, la agente se lanzó y encontró al padre intentando salir del coche, a medio cubrir por el agua, como buenamente podía y cerca de agotar sus fuerzas.

Se lanzó a socorrerle, sacó a la madre y la reanimó y colocó en posición de seguridad sobre la parte del vehículo que sobresalía del agua y, durante 45 minutos, con el niño de 5 años de un brazo y el bebé del otro, aguardó a que llegara el helicóptero que los trasladaría hasta el Hospital Río Carrión de Palencia.

Su actuación en el rescate fue reconocida con uno de los premios Fundación Legado Alfonso XIII, que distinguió a varios agentes por diversos servicios humanitarios y auxilios de especial relevancia.