Cuatro de los miembros de la Cofradía de Nuestro Padre Genarín.

Esperando al Baco leonés

La Cofradía de Nuestro Padre Genarín encara las horas previas a la celebración pagana, en un año de cambios en el que se espera que el buen tiempo contribuya a una convocatoria masiva

n. barrio

Miércoles, 12 de abril 2017, 21:00

La España que vivía la primavera de 1949 seguía en ese letargo histórico que fue la dictadura. El miedo era una actitud vital que daba lugar a situaciones tristes en su mayoría, aunque no faltase lo estrambótico.

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En el capítulo de las segundas entra la ... que relata Maximino Barthe, abad de la Cofradía de Nuestro Padre Genarín. En aquella convocatoria, poco más de doscientos fieles rezaban al santo pellejero ante el cubo en el que perdió la vida, cuando una excursión de catalanes se topó con el rezo colectivo. En esas, pensando «que sería algo relacionado con José Antonio» y con el instinto de supervivencia como buen consejero, los visitantes se bajaron del autobús y se unieron al culto. Su cara, cuando se dieron cuenta de la realidad, fue un poema. Un poema por el que volvieron en otras dos ocasiones consecutivas.

Muchas primaveras han pasado desde aquella anécdota, en una Semana Santa que para el propio Barthe poco tiene que ver con la actual. «Aquella era una semana tétrica, oscura, en la que bares como la Universal y locales de alterne cerraban, no nos podíamos 'chupar'», comenta.

Es miércoles por la tarde, luce el sol y cuatro de los cofrades ya esperan en el Benito. En la tertulia improvisada se comenta cómo es posible que se pueda andar en mangas de camisa, que ya no se recuerda cuándo fue la última vez que en vísperas de Genarín hiciera tanto calor y que bueno, que tocará regarlo.

Con ese sano espíritu se sientan ante la mesa en compañía del redactor, la cámara y una botella de Orujo Genarín, un nuevo bebedizo que está llamado a acompañar no solo la cita, sino todo el año. Es momento de comentar la jugada.

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«Este año se nos ha complicado un poco, rompemos el recorrido típico por apoyar a la Plataforma Salvemos la Plaza del Grano. Nos parece buena reivindicación». 88 años contemplan la salida desde el ágora leonés, que ahora se traslada a la Plaza del Conde. A partir de ahí, los preparativos son «como todos los años».

El Hermano Colgado, Robin Ferreras, ya se ha pasado por la muralla para ver en qué estado se encuentra la pared para poder realizar la ofrenda. Antes, los hermanos cofrades se pasaron por el Mercado de Ganados, donde reposan las 'tallas paganas'.

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Todo preparado

Curioso es el peregrinar de estos, que se han guardado en Trobajo del Camino o los almacenes de Iberduero, entre otras localizaciones. En una de estas localizaciones fue precisamente donde Santiago Arraiz comenta, entre risas, una simpática anécdota. «Hace años los guardamos sin darnos cuenta de que también quedaron dentro algunos gatos. Éstos anidaron en los cabezudos y aquello olía... Eché litro y medio de Nenuco, con lo que dejó de oler a gato pero los que se lo pusieron acabaron medio 'colocados'».

El material que existe de Genarín es cuantioso, pero los cofrades están de acuerdo en que quizá sea mucho hablar de crear un museo del pellejero. No entran a la posible polémica, a cuenta del Museo de la Semana Santa, asegurando en todo momento que «ser papón y cofrade de Genarín es compatible, y existe gente que lo es».

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Hace meses apareció en los medios una posible teoría que cambiaba la historia del pellejero, pero la Cofradía niega la mayor. «La historia de Genarín está escrita y recogida en periódicos como el ABC o el Heraldo, eso no va a cambiar».

Así, entre orujos, la Cofradía se prepara para su noche. Una noche que queda lejos de tiempos más oscuros y que ahora es incluso compatible con la pasión capitalina. Y que viva Genarín.

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