«Carlos cumplió órdenes sin tener conocimiento de ningún crimen o palo de chocolate»

Durante la exposición de las conclusiones definitivas, el letrado recordó que Carlos era un cliente asiduo del bar Granada al que acudió, como cada sábado, el día del crimen de Roberto. Sin embargo, recordó lo hizo a las 18.30 horas, mucho antes de la llegada de los otros implicados, sin conocimiento alguno de ningún tipo de plan ni de un crimen ni de un palo de chocolate ni de cualquier acto delictivo.

De ahí que Carlos se limitase a cuestionar el encargo de Julio, de recoger el teléfono de Ramón y realizar varias llamadas, porque era aparentemente era un encargo normal y se estaba limitando a cumplir órdenes.

Por ello, el letrado mostró su discrepancia con las acusaciones que han ideado una hipótesis que no se sustenta ni en pruebas ni en indicios que nos lleve a la conclusión de la participación de Carlos en ningún plan.

En este sentido, aseguró que en caso de haber participado en el plan hubiera espaciado el tiempo de las llamadas y no hacerlas en tiempo récord siete minutos-. De manera clara y brillante se desprende que Carlos no conocía ningún plan ni que jugase un papel en él.

Errores en la investigación

Al igual que sus compañeros de las defensas remarcó los errores que han marcado la investigación de este crimen, enumerando por ejemplo la falta de custodia del lugar donde apareció el cadáver o la sorprendente aparición de la vaina 41 después que tuviese lugar el crimen.

Asimismo reiteró que existe una falta de acreditación de la autoría materia del disparo aunque sí aseguró que Carlos escuchó durante el traslado del furgón como Julio le ofrecía a José Ramón dinero para comerse todo el marrón.

Por todo ello, concluyó que Carlos no participó de forma consciente ni voluntaria en el crimen de Roberto Larralde y por tanto sus hechos no son constitutivo de ningún delito ni se puede hablar de ningún grado de participación, apuntó el letrado.