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Javier González Cachafeiro charla en la Fundación Sierra Pambley con el premio recibido en sus manos.
El mejor guardián de recuerdos

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El leonés Javier González Cachafeiro charla sobre el premio de la Asociación de Archiveros de Castilla y León a la mejor labor archivística de la Comunidad, haciendo un repaso por la actualidad de la Fundación Sierra Pambley

nacho barrio

Martes, 21 de junio 2016, 14:11

El mayor premio para Javier se lo dio Ángel sin que ninguno de los dos lo tuviese preparado. Pasando los últimos días de su vida en una residencia de ancianos, Ángel era uno de los pocos leoneses vivos que había sido alumno de la Fundación ... Sierra Pambley antes de la Guerra Civil. Aunque al principio fue algo reacio a que unos cuantos trabajadores de la Fundación le preguntaran por su pasado, hubo algo que abrió las puertas. Javier llevaba consigo un documento en el que la madre de Ángel solicitaba de puño y letra que su pequeño pudiera ingresar en Sierra Pambley. Aquello, junto a una prueba inicial de matemáticas a la que tuvo que someterse Ángel, dieron lugar a un último recuerdo que se repitió cada día hasta que dejó este mundo, en febrero de 2011. Fue el detalle que Ángel no esperaba poco antes de morir, y fue el reconocimiento a la labor de Javier, que demostró así que los archivos tienen más de sentimientos que de olor a cerrado y legajos.

Seis años después de aquel encuentro inolvidable, la Asociación de Archiveros de Castilla y León reconocía a Javier González Cachafeiro con el premio a la mejor labor archivística de la Comunidad. En el séptimo congreso de la Asociación, el archivero de la Fundación Sierra Pambley vivió en una sorpresa continua. «Me nominaron y competí con dos grandes archiveras. Ahí ya me sorprendí, fui a Segovia donde se hacía la entrega sin presión y al final el premio se fue a León», relata Javier González, admitiendo que derramó «alguna 'lagrimita'» por toda la emoción acumulada.

Y es que un archivo no es solo un sitio «donde tengas cajas», como defiende el mejor archivero de Castilla y León. La labor de difusión que llevaba a cabo la Fundación incluye ponencias, charlas, eventos y la posibilidad de que todo el que quiera pueda sumergirse en los documentos que allí se guardan: «Aquí se recibe tanto al estudiante de instituto que quiere hacer un trabajo como el catedrático que hace su tesis, si la gente no nos conoce la Fundación no sirve para nada».

En Sierra Pambley hay una riqueza documental notable. Con ella se puede reconstruir el pasado reciente de la historia de León y su provincia, entendiendo así cuestiones que explican el presente. La llegada del ferrocarril, la educación de los siglos XVIII y XIX o las diferentes elecciones a Cortes se desgranan en documentos que ya no solo ocupan espacio en la estantería, sino que poco a poco van siendo digitalizados. Un objetivo en el que la Fundación está volcada, que compondrá el futuro portal de Archivos Privados, de la mano del Ministerio de Cultura.

Pero el premio recibido no es solo motivo de celebración. Para Javier González, exige «alcanzar mayores cotas de excelencia porque más personas van a estar pendientes de nosotros».

El reconocimiento se traduce en una placa de cristal que luce en el archivo y que tiene especial facilidad para quedar manchada por los dedos que la tocan. Pero para Javier, el premio del día a día llegó con Ángel y su último recuerdo.

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