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La política asesinó a la banca

Tres especialistas en economía de UVa, Usal y ULE ligan la reestructuración bancaria a los nuevos tipos negativos, los cambios tecnológicos y de objetivos y la «nefasta» gestión política

ical

Sábado, 23 de abril 2016, 10:50

Tres expertos analizan para Ical, los anuncios sucedidos en las últimas semanas de deslocalizaciones en empresas multinacionales, como Lauki y Duciora, en Valladolid, así como las reestructuraciones en el sector financiero, con las consecuentes reducciones de plantillas que afectarán a miles de trabajadores.

Los catedráticos ... de Economía Aplicada de las universidades de Valladolid, José Luis Rojo, y Salamanca, Rafael Muñoz de Bustillo; y el decano de la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales de la Universidad de León, José Miguel Fernández, coinciden en que estas decisiones de las multinacionales responden a estrategias comerciales en un mundo cada vez más globalizado y con menos barreras comerciales; y las desvinculan completamente del momento de incertidumbre política que vive España. En cuanto a los cambios en el sistema financiero, aducen motivos que van desde los nuevos tipos de interés negativos, a los cambios tecnológicos y de objetivos por la crisis pasando por la «nefasta» gestión política, aunque precisan que el caso de Ceiss, responde a su adquisición por parte de Unicaja.

José Luis Rojo recordó que los casos de Lauki y Dulciora no son tan diferentes, ya que se trata de empresas locales de tamaño medio que fueron en su día compradas por multinacionales, para las que son «una parte minoritaria del negocio». Los anuncios, según Rojo, parece que responden a «reorganizaciones internas de la producción dentro de ambas empresas que, globalmente hablando, parecen gozar de buena salud». Para solventar el problema consideró «más viable» favorecer su adquisición por otras empresas, siempre que se salvaguarden los logros en el terreno laboral.

Rojo afirmó que «no parece probable» que estos anuncios hayan tenido que ver con el contexto político en España, porque las decisiones estratégicas en las empresas «no se toman de un día para otro, y el marco empresarial global no parece que se vaya a ver afectado con los cambios de gobierno». Aseveró que «no se aprecia una oleda de actuaciones similares en el tamaño empresarial en el ámbito nacional».

Rafael Muñoz de Bustillo consideró que el proceso de las deslocalizaciones «viene de muy lejos, con el aumento de la globalización y la desaparición de las barreras al comercio» y además es «muy difícil de cuantificar y su impacto es más mediático que real en la dinámica del empleo». Muñoz de Bustillo aseguró que estas decisiones se toman «para el largo plazo» y no en función de la situación de incertidumbre política que se vive en el país.

José Miguel Fernández afirmó que la deslocalización de empresas multinacionales radicadas en España es un proceso progresivo «y ciertamente inevitable por el significativo ahorro de costes que supone el establecimiento en países con salarios y cotizaciones sociales mucho más bajas y legislaciones medioambientales, laborales, mercantiles o sanitarias, mucho más laxas».

Fernández desvinculó también los últimos acontecimientos de la situación política actual, «pues este proceso ya comenzó hace tiempo y desgraciadamente seguirá en el futuro, pues en una economía capitalista como la actual, las empresas toman sus decisiones tratando de maximizar el beneficio». Sobre si las posiciones políticas de algunas formaciones de modificar la última reforma laboral pueden estar influyendo, consideró que no. Se trata, afirmó, de razones fundamentalmente económicas.

Sector financiero

Por lo que se refiere a las reestructuraciones financieras, Rafael Muñoz de Bustillo explicó que tienen «más que ver con el cambio tecnológico y el cambio de los objetivos de las entidades bancarias», que ha pasado de ser el empleo a «rentabilizar al máximo su actividad».

No obstante, diferenció Muñoz del Bustillo la situación producida en el Banco Santander o el BBVA, más enfocada en estos últimos factores mencionados, que la del Banco Ceiss: «Lo que estamos viendo ahí es un proyecto de reestructuración derivado de la compra de Unicaja y del replanteamiento de su sistema productivo en España, que está vinculado a la crisis de las cajas y al fracaso de su gestión».

Otra de las diferencias que observó el catedrático en Economía Aplicada de la Usal es que, a pesar de que la reforma laboral eliminó la necesidad de la autorización gubernamental para realizar un expediente de regulación de empleo, una entidad como Banco Ceiss «es más débil, por ser una caja de Castilla y León, que la de un banco que opera fuera no solo de la Comunidad Autónoma sino del país», señalando que la capacidad de intervención indirecta de los gobiernos regionales en casos como el de Ceiss «es mayor que con un actor que está fuera de la región», en referencia al Banco Santander y al BBVA.

En su caso, José Miguel Fernández señaló que las reducciones de plantillas en el sector financiero, son una consecuencia lógica del proceso de reestructuración bancaria que se lleva a cabo en los últimos años debido a la crisis y a la, subrayó, «nefasta influencia política en la toma de decisiones de los órganos de dirección de las cajas de ahorros». España, añade, era uno de los países de la Unión Europea con mayor grado de bancarización, por lo que la crisis -considera- ha venido a racionalizar en cierto modo el sector.

José Luis Rojo coincidió en que dentro del proceso global que afecta al sector, el caso de Ceiss (filial de Unicaja) es diferente. Por un lado, dijo, nadie apostaba por que una empresa absorbida pudiera mantener un equipamiento de Dirección a medio plazo. Pero además, constató que los acuerdos europeos obligan a los bancos a mantener un capital de acuerdo con sus obligaciones. Y Unicaja ha optado por disminuir sus obligaciones en lugar de aumentar su capital.

El experto señaló además hacia un problema adicional que, sin duda, afecta a todo el sector bancario, y es que, en general, «la banca comercial no sabe trabajar en un marco de tipos de interés negativos, cuando las políticas de captación de depósitos exigen una adecuada retribución».

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