El fenómeno 'Crawler' conquista Riego de la Vega: todoterrenos teledirigos en carreras contrarreloj

Seis minutos es el máximo de tiempo permitido para realizar las cuatro pruebas del circuito repleto de resaltes, piedras y obstáculos definidos con pelotas de tenis partidas por la mitad que sirven de indicador a los participantes.

El ganador será el que menos puntos acumule una vez finalizados los cuatro recorridos. Pasar por una bola de tenis suma un punto, volcar y necesitar ayuda para volver al trazado suma tres puntos y superar el máximo de tiempo permitido significa la descalificación.

Además, la disciplina es compasiva con las averias ya que permite a los afectados partir del punto del incidente y les regala media hora para reparar el desajuste eso sí, con cinco puntos de penalización.

Esta modalidad implica rapidez pero, sobre todo, destreza ya que el ancho de los vehículos mide 28 centímetros y algunos puntos del recorrido, llamados puertas, pueden ocupar entre los 30 y los 50 centímetros.

Los vehículos cuentan con ruedas semejantes a las de un todoterreno convencional pero unas dimensiones de 123 por 45 centímetros. Los pilotos buscan 'crawler's con el mínimo peso y el máximo agarre y con un centro de gravedad lo más bajo posible para aumentar la inclinación, según explica Sergio Domínguez, fabricante de chasis para este tipo de vehículos teledirigidos, que recuerda que la mayoría de participantes cuentan con cuatro ruedas «muy difíciles de encontrar en el mercado».

Todo un ejercicio de precisión para estos 19 participantes, algunos de ellos llegados desde Terrasa, en Cataluña, a más de 800 kilómetros del municipio leonés.

El empeño de dos leoneses amantes de esta modalidad, Víctor Pacios y Ángel Luis Alonso, del Club Castrocalbón, ha sido clave para que esta competición de vehículos de radiocontrol llege a la provincia. Ellos, junto al Ayuntamiento de Riego de la Vega, esperan convertirse en el epicentro del fenómeno crawler a nivel autonómico.