El silencio cómplice de los abusos a niños en el Seminario Mayor de La Bañeza se romperá de nuevo este sábado.
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Lo hará de la mano de algunas de sus víctimas, también de aquellos que no lo sufrieron pero si fueron testigos de la ... crueldad a la que fueron sometidos muchos de sus compañeros.
Exseminaristas han convocado para este sábado 1 de diciembre una concentración en Astorga para denunciar la gestión que está llevando a cabo la Diócesis de Astorga, a la que acusan de cómplice de los abusos.
La protesta tendrá lugar a partir de las 12:00 horas en la calle Hermanos la Salle, junto a la plaza Obispo San Marcelo, y ha sido convocada por 33 exseminaristas, entre los que hay incluso hermanos.
Una manifestación en la que exigirán medidas contundentes, después de las «mínimas» penas impuestas al sacerdote José Manuel Ramos Gordón, condenado a la expulsión y reclusión durante 10 años por tres casos de abuso sexual.
Una pederastia a la que arrojó luz Francisco Javier con una carta en 2014 al Papa Francisco. En ellas describía el horror vivido en primera persona en el seminario de La Bañeza. Como él, su hermano gemelo.
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«Apretabas los ojos y respirabas, no podías nada más. Hasta que por fin terminaba y notabas el asqueroso y húmedo y caliente flujo que había derramado encima de mí»
El Vaticano movió hilos e inició una investigación, en la que se determinó la culpabilidad del párroco. Sin embargo, no fue apartado y el caso quedó silenciado hasta que Francisco Javier tuvo el valor de contar su horror a la opinión pública.
orque la realidad es que el «criminal», tras cumplir su año de condena, hubiera regresado a una parroquia, «poniendo en riesgo a otros niños. El obispo se burló en mi cara por silenciarlo, como hicieron los que veían lo que cada noche ocurría en el seminario».
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A partir de ese momento, otras víctimas relataron desde el anonimato el horror vivido en el Seminario de La Bañeza, Astorga fue escenario de una manifestación de exseminaristas pidiendo la condena de los encubridores de los abusos y dos víctimas dieron el paso a denunciar.
La primera contra Ramos Gordón, en su etapa en el colegio Juan XXIII de Puebla de Sanabria (Zamora); la otra contra Ángel Sánchez Cao, hoy sacerdote de la localidad gallega del Barco de Valdeorras, al que se le acusan de abusos sexuales en el seminario leonés y que hoy está siendo objeto de investigación bajo secreto pontificio.
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Pero la realidad, según recordaba Francisco Javier en una entrevista con leonoticias, es que son muchas las víctimas de la pederastia de la Iglesia de Astorga. Sin embargo, el miedo y la desesperanza miedo la actuación de la Iglesia, les impide denunciar. «Es catastrófico como resuelven estos casos y la gente no quiere sufrir más».
El último «varapalo» sufrido por esta víctima es el haber tenido que escuchar cómo el obispo de Astorga, al que la Iglesia española le ha asignado la labor de presidir la nueva comisión antipederastia, le ha acusado públicamente de chantaje por negarle el pago de 300.000 euros.
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«Jamás le dije que si no aceptaba mis pretensiones lo llevaría a los medios de comunicación. Era algo que iba a hacer sí o sí», remarca con rabia Francisco, que aún recuerda esas primeras reuniones en la sede de la Diócesis de Astorga, en la que el vicario judicial le preguntó qué era lo que quería. «No era capaz de poner precio a mi infancia y mi niñez».
Una gestión que llevará de nuevo a un nutrido grupo de exseminaristas para evitar que el horror que durante años vivieron muchos niños no quede en el silencio y sus culpables sin castigo.
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