Emiliano Álvarez, una de las víctimas de los abusos cometidas por Sánchez Cao en La Bañeza. El sacerdote ha sido ahora condenado, pero de forma muy tibia según las propias víctimas. S. Santos

«La condena al cura abusador es floja e indecente, y le dejan seguir dando misa»

Las víctimas del seminario leonés ven tibias las condenas a quienes borraron su inocencia | El sacerdote que abusó de seminaristas en La Bañeza, Sánchez Cao, es condenado a no mantener contacto con menores de 18 años «hasta el cumplimiento de los 80 años» pero seguirá dando misa

J.C.

La Bañeza

Viernes, 24 de diciembre 2021, 09:05

Cuando Emiliano Álvarez tenía diez años los fantasmas le aturdían por las noches. Era entonces, sin luz, cuando el cura Sánchez Cao -hoy tibiamente condenado por abusos- descendía hasta los camastros de los menores en el seminario de La Bañeza y les realizaba tocamientos.

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« ... No era el único, había más», no se ha cansado de repetir esta víctima de la pederastia disimulada por una sotana. Aquel trauma dejó una huella de por vida en Emiliano, que tardó años en exigir reparación y justicia.

Reparación incompleta

Hoy ha logrado que su caso sea reconocido y que el abusador tuviera que dar la cara. Pero la reparación ha sido incompleta, verbal en unas ocasiones, pública a hurtadillas y en términos muy difuminados en otras, incluso le han llegado a enviar disculpas por WhatsApp, el dictamen de la propia sentencia en concreto.

Todo lo acontecido desde que él y otros valientes como él denunciaron sus casos es casi rocambolesco. Un 'tira y afloja' que se ha saldado sin indemnizaciones, sin grandes sanciones a los culpables y sin una disculpa que las víctimas entiendan como reales. «Es indignante», remarca a leonoticias.

Incongruencias

La Iglesia es cierto que ha dado veracidad a las acusaciones contra sacerdote Ángel Sánchez Cao, acusado de abusos sexuales cuando era profesor en el antiguo Seminario Menor de La Bañeza, dependiente de la Diócesis de Astorga, pero hay severas incongruencias.

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El Tribunal de la Rota de la Nunciatura Apostólica, instructor del proceso administrativo penal, ha condenado a Sánchez Cao a no mantener contacto con menores de 18 años «hasta el cumplimiento de los 80 años» y a no poder escuchar confesión «salvo en los casos previstos en el c. 976».

Una condena por WhatsApp

«Buenos días: le he llamado para comunicarle el resultado de la investigación de la denuncia por Ud. presentada, con el fin de comunicarle el resultado personalmente. El Rvdo. Sánchez Cao ha sido condenado a la prohibición de tener contacto de ningún tipo con menores hasta los 80 años y a no poder escuchar confesión salvo en los casos previstos en el c. 976. La diócesis reitera la petición de perdón y reitera el compromiso para seguir trabajando por una Iglesia más segura».

Según el Código de Derecho Canónico «todo sacerdote, aun desprovisto de facultad para confesar, absuelve válida y lícitamente a cualquier penitente que esté en peligro de muerte de cualesquiera censuras y pecados, aunque se encuentre presente un sacerdote aprobado».

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Podrá seguir oficiando misa

A Emiliano Álvarez le duele el hecho de que se aparte al cura de mantener contacto con menores hasta que cumpla 80 años. «¿Es que con 81 años ya se va a poder acercar a los niños?«. Le duele esa parte de la condena y que »pueda seguir dando misa. Pero vamos a ver es que a la misa no van menores, pero ¿qué es esto?«, se pregunta.

La actual es la segunda condena a un sacerdote de la Diócesis de Astorga después de la que se impuso a José Manuel Ramos Gordón, ex párroco de Tábara, quien admitió haber abusado de dos hermanos gemelos cuando era profesor igualmente en el Seminario de La Bañeza en los años 80.

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Interior de la enfermería del Seminario Menor de La Bañeza.

«Aún le recuerdo con sus gafas doradas... Te ponía la linterna en los ojos»

Tenía diez años y tiene una herida imposible de cerrar. La herida es la herencia de unos abusos cometidos y reconocidos por el sacerdote Ángel Sánchez Cao.

«Aún le recuerdo, con sus gafas doradas, con el pelo rubio. Nunca le he podido olvidar», ha relatado este sábado en la antesala de la manifestación realizada en Astorga para denunciar los abusos cometidos en el seminario menor de La Bañeza.

El padre Ángel, en realidad, era un demonio para los seminaristas. Utilizaba una linterna y buscaba sus víctimas a lo largo de un gran dormitorio. Allí, con impunidad, metía la mano bajo las sábanas.

Había quien además era llevado a los cuartos de los curas cuando el resto de sus compañeros dormía. «Te ponía la linterna en los ojos, te bajaba el pijama...», ha recordado el exseminarista.

A aquel cura le llamaban 'cola-cao' y sus abusos «eran conocidos por todos, pero nadie decía nada. Confiabas en esas personas y te hacían esto. La noche que te tocaba a ti era toda una vergüenza y no levantabas la cabeza al día siguiente».

El Obispado

En el caso de Sánchez Cao el Obispado de Astorga «lamenta profundamente estos hechos y reitera su petición de perdón por el grave daño causado a las víctimas en su desarrollo humano y cristiano», se advierte en un comunicado emitido. «Reitera su compromiso de apoyo a las víctimas» y de «seguir trabajando por una Iglesia más segura», añade.

Emiliano Álvarez, que en febrero de 2017 presentó la primera denuncia contra Ángel Sánchez Cao por «abusos sexuales reiterados» durante tres cursos (1976-1979) remarca que la condena no tiene sentido: «Es pobre, tibia, y la vamos a recurrir. Esa persona no puede seguir siendo miembro de la Iglesia, es un depredador sexual».

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Sin empatía

La resolución le fue comunicada por la Oficina de Protección de los Menores y Acompañamiento a las Víctimas de Abusos de la Diócesis de Astorga, una oficina que según asegura a leonoticias «no empatiza con las víctimas».

«Como ya he dicho en los últimos días está por escribir la oscura historia del seminario de La Bañeza. Vamos a seguir exigiendo reparación y justicia. Se nos ha hecho mucho daño e incluso hemos tenido que soportar la denuncia de quien ha sido nuestro abusador. Yo sigo pagando lo que me hicieron. Mi madre ha sufrido lo que no está escrito y todavía está por ver una palabra de perdón hacia ella», asegura a este diario.

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Solidaridad de otra de las víctimas

Francisco Javier, otra de las víctimas de los abusos sexuales del seminario de La Bañeza y primer denunciante de los mismos, recuerda que el resultado de la denuncia es «muy pobre». «Las medidas que tiene que tomar Emiliano es algo que les corresponde a él, lo que tiene de mi parte es el apoyo, la solidaridad y la empatía. Lo ocurrido no tiene perdón», sentencia.

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