iñigo gurruchaga
Corresponsal. Londres
Lunes, 10 de febrero 2020, 00:17
Los tres partidos que van a terminar con el mayor número de escaños en el nuevo Parlamento irlandés ofrecieron este domingo las primeras opiniones sobre su disposición a pactar con otros la formación de un Gobierno, en lo que puede desembocar en un largo ... proceso de conversaciones y cuyo punto de partida es el reconocimiento de un nuevo paisaje en la cámara legislativa.
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Aunque el Sinn Féin aventaja a sus rivales en primeras preferencias en las papeletas de votos, es muy improbable que en la cuenta final tenga el mayor número de escaños. Una proyección de los resultado conocidos anoche, aún muy pocos, ofrecía el pronóstico de que Fianna Fáil tendrá 41 escaños, Fine Gael, 39, y Sinn Féin, 36 o 37. Hay que tener en cuenta que el SF presentó solo 42 candidatos en las 39 circunscripciones, para una cámara con 159 diputados.
Electorado descontento. La formación de McDonald ha captado el malestar con el sistema público de salud y el acceso a la vivienda
Complicadas negociaciones. Los resultados anuncian un largo proceso de diálogo que debe reconocer de forma previa un nuevo paisaje en la cámara
El partido liderado por Mary Lou McDonald ha surgido de las tinieblas relativas en las que se hallaba como consecuencia de pobres resultados en recientes elecciones municipales y ha captado el malestar extendido en muchos países hacia los gobernantes tradicionales y en el caso irlandés por las carencias específicas en el sistema público de salud y en el acceso a la vivienda.
McDonald entabló inmediatamente un diálogo con otros partidos, como el Verde -que ha mejorado con respecto a 2016 pero quedará probablemente por debajo de los diez escaños-, el Laborista, el Socialdemócrata y el People Before Pofit (La gente por encima de los beneficios), que, como el SF, también se organiza y participa en elecciones en el Norte y en la república del sur.
La preferencia de Sinn Féin, confirmada por su expresidente, Gerry Adams, es formar una coalición en la que no estén presentes ni FF ni FG. Plantea retos, porque los izquierdistas tendrían que aceptar el deseo de SF de eliminar el impuesto a la propiedad y cambiarlo por uno sobre la riqueza, y los Verdes objetarían a su propuesta de acabar con las tasas por emisiones de CO2.
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No parece que la suma de escaños haga posible esa coalición verde y roja al final del recuento. Esas dos políticas impositivas del Sinn Fein tampoco gustan a los dos grandes partidos, cuyos líderes, Micheál Martin y Leo Varadkar, han sido también muy críticos sobre otros aspectos del programa económico de McDonald (pensiones, realismo presupuestario…). Pero su problema con Sinn Féin es más grave.
23,94% de los votos ha logrado el partido Sinn Féin bajo el liderazgo de Mary Lou McDonald, según las primeras proyecciones.
21,27% del sufragio habría conseguido el Fiana Fáil, que ha manifestado su disposición a negociar con Sinn Féin o Fine Gael.
21,08% del voto popular ha logrado el Fine Gael del primer ministro saliente, Leo Varadkar, quien rechaza pactar con Sinn Féin.
7,67% del sufragio tendría el Partido Verde, ya por detrás, junto con el Partido Laborista (5,13%) o el Partido Socialdemócrata (3,1%).
La gravedad será medida en los próximos días. Martin arremetió en el último debate televisado de los líderes contra la pretensión de McDonald y los suyos de iniciar preparativos hacia la unidad irlandesa, argumentando que nadie ha obstaculizado más el avance hacia la unidad de Irlanda en las últimas décadas que el Sinn Féin y la violencia de su milicia, el IRA, en su guerra terrorista en el Norte.
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Varadkar dijo este domingo sobre el Gobierno con Sinn Féin que «un matrimonio forzoso no produciría un buen Gobierno». Él y su segundo, Simon Coveney, apuntaron hacia un entendimiento con Fiana Fáil. Martin se declaró demócrata, dispuesto a reconocer el voto de los electores, pero afirmó que existen «incompatibilidades significativas» para entenderse con Sinn Féin. Las palabras son más suaves que en la campaña, pero aún ofrecen poco margen para el pacto.
Desde uno de los puntos más occidentales de Europa, Michael Healy-Rae, siempre con su gorra impermeable y verdinegra puesta, informó este domingo a sus entrevistadores de la televisión RTÉ desde el recuento de votos que su hermano Danny y él estaban «manteniendo» su territorio. De los cinco diputados que el condado de Kerry envía a Dublín, se daba por seguro que dos iban para lo que Michael llama «la organización Healy-Rae», y los otros tres para repartirlos entre los grandes partidos.
Kerry envía también a Dublín y al resto del mundo leche, salchichas, mantequilla… Los Healy-Rae tienen, por supuesto, tierras y ganado, y además empresas de alquiler de maquinaria, de transportes, casas... La base de la familia es Kilgarvan, donde Danny tiene también un pub. Los hijos de estos dos diputados ya ocupan seis concejalías en la comarca.
Michael, que a diferencia de su padre, Jackie, y de su hermano mayor, Danny, ha visto las orejas al lobo y no tiene tripa ni aspecto de fumador y bebedor, ha publicado este año un manual sobre cómo hacer campañas electorales. Su padre era el agente de los candidatos del Fianna Fáil en la zona, pero alguien le tocó las narices y se presentó como independiente en 1997.
Sangre
Desde entonces ha habido un Healy-Rae en el Parlamento de Dublín. El agente con tripa y gorra que conocía un terreno húmedo y accidentado como la palma de su mano sabía cómo se ganaban allí los votos. El sistema suele dar unos cuantos escaños independientes y, con Fianna Fáil y Fine Gael negándose siempre a formar una coalición, los votos de Healy-Rae han sido codiciados por gobiernos débiles.
Su política es el interés local y el suyo. Piden más flexibilidad con los límites de alcohol de los conductores, por ejemplo, y Michael se enfureció con Leo Varadkar cuando dijo que, para contribuir a la reducción de emisiones de gases invernadero, iba a comer menos carne. Healy-Rae tiene una circunscripción repleta de ganaderos que protestan por los bajos precios que les dan por sus vacas.
«Somos un país agrícola», replicó en el 'Mirror' irlandés. «Varadkar no entiende el daño que hace con su declaración… No aprendes política en la escuela. Hay que crecer en la política y con ella, y entones se convierte en parte de tu ADN. Si la política no está en tu sangre, no la puedes comprar ni aprender. Lo siento, pero Leo Varadkar no es un político». A la gente local le gusta. Y no les basta con uno, y eligen dos.
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