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Beatriz Juez
París
Sábado, 27 de marzo 2021, 21:20
Dos años y medio después de su campaña frustrada a la alcaldía de Barcelona, el ex primer ministro francés Manuel Valls regresa a Francia para tratar de influir en las elecciones presidenciales de 2022. «Tengo el ardiente deseo de ser útil», afirma Valls, quien todavía ... es concejal en el Ayuntamiento de Barcelona, pero pasa cada vez más tiempo en París.
Valls, 58 años, acaba de publicar el libro 'Pas une goutte de sang français' (Ni una gota de sangre francesa) en la editorial Grasset. El título está sacado de una cita del escritor Romain Gary: «No tengo una gota de sangre francesa, pero Francia corre por mis venas». Valls, hijo del pintor catalán Xavier Valls y la italosuiza Luisa Galfetti, obtuvo la nacionalidad gala a los 20 años.
El libro es una declaración de amor a Francia, su país de adopción, donde se crió y ha desarrollado la mayor parte de su carrera política: militante socialista desde los 17 años, alcalde de Évry, ministro del Interior, primer ministro y diputado de la Asamblea Nacional. «En dos años y medio (en Cataluña), he adquirido una certeza: soy francés», afirma Valls. «Jamás me he sentido tan francés», añade.
«Roda el món i torna al Born» (recorre el mundo y regresa al Borne), un barrio de Barcelona. Este dicho catalán resume bien la aventura catalana de Valls. Tras haber sido primer ministro de Francia, regresó en otoño de 2018 a la Ciudad Condal, donde nació y donde pasó muchos veranos de su niñez y juventud, para reinventarse.
Valls, uno de los políticos más populares al inicio del quinquenio de François Hollande y uno de los más odiados al final, saboreó en Francia las mieles del poder, antes de su caída política y su travesía en el desierto tras su derrota en las primarias de los socialistas de 2017.
Odiado por muchos corriligionarios por apoyar a Emmanuel Macron en la carrera hacia el Palacio del Elíseo, insultado en las redes sociales e increpado en la calle, el político francoespañol decidió en 2018 renunciar a su puesto de diputado de la Asamblea Nacional, dejarlo todo y marcharse a la Ciudad Condal. «Allí (en Barcelona) tenía un futuro. Aquí (Francia) estaba muerto», cuenta Valls, con quien Macron no contó para su Gobierno.
Cuando Valls se marchó a Barcelona, dice que era consciente de que «las posibilidades de éxito eran mínimas», pero se muestra orgulloso de haber evitado que el Ayuntamiento de Barcelona cayera en manos de los independentistas. Tras su divorcio de la violinista Anne Gravoin, Valls se casó con la empresaria catalana Susana Gallardo.
La editorial de Valls presenta su nuevo libro no como un programa para una eventual campaña electoral, sino como «un relato de un camino hacia la reconciliación» con los franceses.
Valls, que todavía se define de izquierdas, explica en 'Ni una gota de sangre francesa' que dos años fuera de Francia han «reforzado su patriotismo». «Sólo Francia me hace vibrar», afirma el político. «Pienso en Francia en cada instante», dice más adelante en el libro.
«El futuro de Francia me causa una inquietud enorme», señala Valls. El ex primer ministro advierte sobre la posibilidad de que Marine Le Pen, líder del partido de extrema derecha Reagrupación Nacional, pueda ganar las elecciones presidenciales de 2022 o conseguir más votos que en 2017, cuando fue derrotada en las urnas por Macron por 66,1% a 33,9% de los votos.
El ex primer ministro recuerda que lleva años advirtiendo a los franceses sobre «la lacra del islamismo y el aumento del antisemitismo», y la necesidad de defender la laicidad, temas de actualidad en el país en estos momentos. «Hoy, me parece que son muchos más los que me escuchan. ¿Tengo yo un papel a desempeñar? Lo creo», afirma Valls, que, aunque dice ser «candidato a nada», se muestra dispuesto a servir a su país.
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