r.c.
Lunes, 15 de abril 2019, 01:56
Finlandia vivió una noche histórica, con todo un país en vilo por un recuento agónico para conocer al ganador de unas elecciones legislativas cuyo resultado se hizo esperar hasta el último momento. A diferencia del claro triunfo que anticipaban las encuestas al Partido Socialdemócrata (SDP), ... el escrutinio se convirtió en una batalla de dos, en un pulso igualado entre la izquierda y la formación ultraderechista Verdaderos Finlandeses, que fue la auténtica sorpresa de la cita con las urnas. El triunfo por la mínima del SDP da cuenta no solo del hartazgo de las políticas conservadoras que ya daban por descartada la reelección del actual primer ministro, Juha Sipila, del Partido de Centro. También muestra la integración del país en la ola de extrema derecha impulsada en Italia por Matteo Salvini y en Francia por Marine Le Pen que ha llevado a los Verdaderos Finlandeses a ser una segunda fuerza política que por solo unas décimas no se ha proclamado ganadora.
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El SPD vio incrementado su respaldo popular por el malestar que causaron las políticas de austeridad del Gobierno saliente, cuyas medidas han sido duramente criticadas por el electorado pese a haber conseguido sanear la economía. Antti Rinne, exlíder sindical, había asegurado en campaña que revertiría esa tendencia de recortes por completo. «Queremos dedicar 1500 millones de euros durante los próximos cuatro años a mejorar los servicios sociales, que financiaremos con un programa fiscal», avanzó.
Contra la austeridad. Las políticas implementadas por el Partido de Centro han sido contestadas en las urnas
El partido ultraderechista Verdaderos Finlandeses, liderado por Jussi Halla-aho, que colocó el rechazo a la inmigración en el epicentro de su discurso, alcanzó un protagonismo destacado en la recta final de la campaña por una serie de casos de abusos sexuales a menores, cometidos presuntamente por refugiados de origen árabe en la ciudad norteña de Oulu. Los hechos, que están siendo investigados por las autoridades, contribuyeron a que la formación recuperara parte del apoyo popular que perdió al inicio de la legislatura, por amparar las medidas de austeridad como socio de la coalición gubernamental.
Verdaderos Finlandeses, sin embargo, había sido expulsado del Ejecutivo por el cambio de liderazgo en el partido en 2017, cuando tomó las riendas contra todo pronóstico el eurodiputado Jussi Halla-aho, representante de la facción más radical. Su triunfo en las primarias causó además la escisión del ala moderada, que creó otra formación llamada Futuro Azul. Con la llegada de Halla-aho, se endureció el mensaje xenófobo, pese a no atraer el país una gran cantidad de inmigrantes, a diferencia de la vecina Suecia.
El líder ultra, condenado en 2012 por publicar opiniones xenófobas, niega que su partido sea de extrema derecha. Eso sí, ha pedido el voto a los ciudadanos con la promesa de «cambiar todo el clima político».
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