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Salvador Arroyo
Bruselas
Jueves, 24 de septiembre 2020, 16:20
«Momento decisivo», «última oportunidad» y «más decisión». Con ese serial de términos la Comisión Europea ha encendido hoy la luz roja de alerta. Si no se pone remedio «de inmediato«, Europa se verá abocada a revivir los efectos más dañinos de la ... pandemia que la noquearon la pasada primavera. «Todos los Estados miembros deberían estar preparados para desplegar medidas de control inmediatamente y en el momento adecuado», ha advertido la comisaría europea de Salud, Stella Kyriakides, en un llamamiento de urgencia ante la inquietante propagación de esta segunda ola del patógeno.
La misma comisaria a la que la pandemia pilló a contrapié en febrero y marzo, realizaba hoy ese llamamiento a estar preparados, a actuar con celeridad para atajar una situación. Emplazó así a multiplicar la capacidad de pruebas diagnósticas, a mejorar los sistemas de rastreo y a incrementar los recursos económicos para que los sistemas sanitarios puedan soportar el nuevo envite. Y eso incluye el refuerzo de los equipos médicos, pero también garantizarse una disposición suficiente tanto de equipos esenciales como respiradores o medicinas que, de momento, solo consiguen atenuar algunos de los efectos más graves.
Y todo con el objetivo de evitar que la letalidad vuelva a dispararse. Porque con el virus en descontrol, las posibilidades de que vuelva a golpear a los más vulnerables se multiplican. Así que el Ejecutivo comunitario ha emplazado a extremar la prevención y los cuidados sobre las personas con patologías previas y las de avanzada edad, además del personal sanitario, por su alta grado de exposición a la enfermedad. Hoy la detección de nuevos casos se localiza en personas más jóvenes, entre 15 y 49 años, suponen el 44 % de los considerados «casos severos« detectados en la última semana.
El llamamiento de Bruselas no llegaba solo vía Comisión Europea. También el Centro Europeo para la Prevención y el Control de Enfermedades (ECDC por sus siglas en ingles) alerta de la nueva deriva. «Estamos ante un incremento preocupante del número de casos de Covid-19 detectados en Europa. Hasta que haya una vacuna segura y efectiva, la identificación rápida, los test y las cuarentenas de contactos de alto riesgo son algunas de las medidas más efectivas para reducir la transmisión«, subrayaba la responsable de este centro de referencia, Andrea Ammon.
Un llamamiento que contradice algunas de las medidas adoptadas por los países europeos. Francia (con 13.000 contagios la última jornada) fue el primero que acortó el periodo de aislamiento a siete días; España (con más de once mil infecciones) la ha dejado en diez y otros como Bélgica, con una media de mil nuevos contagios diarios, no solo ha dado el paso en esa misma dirección (de catorce la ha reducido también a siete) sino que su Consejo de Crisis decidió el miércoles eliminar el uso obligatorio de la mascarilla en espacios abiertos salvo que no se pueda guardar la distancia mínima de seguridad. Y eso acompañado de la relajación de los grupos burbuja de cinco personas. Se permiten más contactos, aunque con protección buco-nasal.
La cuestión es que el ECDC desautoriza de entrada la merma de las cuarentenas manteniendo la recomendación de los 14 días para las personas que hayan tenido contacto directo con casos confirmados de SARS-CoV-2. Solo se podría rebajar con una prueba de PCR negativa en el décimo día de aislamiento. Aunque esa 'máxima' de 14 días está sujeta a revisión. «Es un tema que se encuentra a debate en estos momentos, pero aún tenemos preferencia» por ese periodo. El ECDC aún no dispondría de información concluyente sobre la combinación de tiempos más cortos con pruebas de PCR al principio y al final de la cuarentena.
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