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Juan Carlos Barrena
Berlín
Lunes, 10 de agosto 2020, 16:41
El Partido Socialdemócrata Alemán (SPD) abrió este lunes la carrera por la Cancillería Federal al adelantarse al resto de las formaciones políticas con la nominación del vicecanciller y ministro federal de Finanzas, Olaf Scholz, como candidato a la jefatura del gobierno germano y sucesor de ... Angela Merkel, que abandona el ejecutivo a finales del año próximo después de cuatro legislaturas consecutivas al frente del poder. No sorprendió la elección de Scholz por la ejecutiva y la presidencia del SPD, pero si el momento prematuro y a más de 14 meses de la fecha prevista para los comicios. Los demás partidos ni han abierto el debate. Los conservadores de Merkel deben decidir aun si el próximo presidente de la Unión Cristianodemócrata (CDU), puesto para el que hay tres aspirantes, será también candidato a la cancillería o si cederá el liderazgo de la campaña al primer ministro de Baviera y líder de la Unión Socialcristiana (CSU), Markus Söder. Tampoco Los Verdes, la tercera formación con aspiraciones serias a ocupar la jefatura del gobierno alemán, han elegido entre los dos miembros de su presidencia bicéfala: Annalena Baerbock o Robert Habeck.
La nominación de Scholz parece un acierto, toda vez que se trata del más popular y mejor valorado de los políticos socialdemócratas por la gestión financiera que ha está haciendo de la crisis del coronavirus. Scholz ha sabido administrar los ahorros generados en los últimos diez años de vacas gordas en Alemania y repartir generosamente en el momento de la crisis cientos de miles de millones de euros en ayudas públicas a familias, empresas y autónomos. La iniciativa para que encabece la campaña partió de la pareja presidencial socialdemócrata, Saskia Esken y Norbert-Walter Borjans, los mismos que el año pasado le derrotaron en la votación interna de las bases del partido para decidir sobre el liderazgo del SPD. El apoyo de los afiliados que no tuvo entonces será decisivo en otoño de 2021 para sacar a la socialdemocracia del agujero de popularidad en el que se encuentra sumido, con sondeos de intención de voto en los que no supera el 15%, también porque el SPD, como socio menor de la gran coalición que dirigen los conservadores de Merkel, no sabe sacar réditos de los logros políticos alcanzados en lo que va de legislatura.
Entre los «Jusos» o jóvenes socialistas, las influyentes Juventudes Socialdemócratas, hubo en su momento un rechazo abierto a que Scholz se convirtiera en el presidente del SPD. Mientras tanto las cosas parecen haber cambiado. Kevin Kühnert, presidente saliente de los «Jusos», y su designada sucesora Jessica Rosenthal se deshacen últimamente en elogios hacia Scholz por su trabajo como ministro de Finanzas y su gestión financiera de la pandemia. El nominado para la campaña socialdemócrata, perteneciente al ala más moderada de SPD, debe ahora hilar fino para ganarse al ala más a la izquierda de su formación -a la que pertenecen sus dos presidentes-, a la hora de desarrollar el programa electoral. Todo ello sin olvidar hacer una oferta atractiva también al votante de centro si aspiran a recuperar aquellos electores que se han arrimado últimamente a los conservadores y Los Verdes.
La nominación de Scholz como candidato a la Cancillería Federal se ha producido tras un fin de semana de coqueteos entre el SPD y el partido de La Izquierda, la formación surgida de una alianza entre los postcomunistas de la extinta RDA y un ala disidente socialdemócrata, para ofrecer juntos una alternativa progresista a un gobierno de liderazgo conservador. Una posibilidad que solo tendría visos de éxito en un tripartito rojo-roji-verde al que deberían sumarse los ecologistas. Mientras los conservadores superan el 37% de sufragios en intención de voto, Los Verdes son entre tanto la segunda fuerza política del país con un potencial 18%. A La Izquierda se le atribuye un 8% de votantes. Mucho tendrían que sumar aún SPD, La Izquierda y Los Verdes si pretenden desbancar del poder a los partidos de la Unión (CDU/CSU).
Consciente de que los socialdemócratas lo tienen muy complicado para derrotar a los conservadores, pero también para superar a Los Verdes en las urnas, Saskia Esken, aseguró en declaraciones televisivas el pasado sábado que su partido estaría dispuesto incluso a secundar a un canciller o una canciller ecologista y a convertirse en socio menor de Los Verdes. No es una cuestión de «vanidad», sino de «hacer buena política para los habitantes de este país», dijo la presidenta del SPD, quien aseguró que su formación está dispuesta a asumir la responsabilidad de pasar a un segundo plano para apoyar una solución política de esa características. «Queremos perfilar una clara imagen de un futuro justo, que radie una gran respeto hacia las personas y prometa a muchos un futuro mejor», dijo Esken, quien comentó también que una colaboración con La Izquierda «es posible y pensable» después de años de rechazo a toda cooperación a nivel nacional con la formación surgida de las cenizas del Partido Socialista Unificado (SED) que gobernó dictatorialmente el este de Alemania durante cuatro décadas.
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