Las Sardinas colapsan Roma y se plantean el salto a la política

La multitudinaria protesta en la capital de Italia supone el colofón a las concentraciones que han venido celebrándose en las distintas ciudades del país durante las últimas semanas. En todas ellas no había ni banderas ni lemas de los partidos, sólo carteles con forma de sardina, el nombre elegido por los cuatro amigos que lanzaron la primera convocatoria de Bolonia por la idea de estar apretujados en las plazas como estos pescados dentro de una lata. Lo que comenzó como un intento de evitar la victoria de la Liga en las elecciones regionales que se celebran en Emilia Romaña en enero, ha acabado convirtiéndose en un fenómeno político de carácter nacional que parece haber hecho despertar a la izquierda italiana.

Después de mostrar que tienen una gran capacidad de movilización entre los ciudadanos hartos de las proclamas de Salvini y de otras fuerzas de ultraderecha como Hermanos de Italia, las Sardinas tienen que decidir ahora cuál será su siguiente paso. ¿Hay que seguir convocando manifestaciones o, en cambio, fundar un partido para intentar llevar a las instituciones la voz de estas personas que no se reconocen en el amplio abanico de formaciones políticas actuales? Mattia Santori, el joven politólogo que lidera el movimiento, no cierra la puerta a esta segunda posibilidad, aunque considera que «la prisa es una mala consejera».

Cuando los periodistas le preguntaron este sábado si estaba pensando en presentarse como candidato en caso de unas próximas elecciones, respondió: «Nunca digas nunca jamás. Yo creo en la política desde abajo». Insistió, en cualquier caso, en que la prioridad de las Sardinas ahora es seguir organizando actos para tratar de evitar la victoria de la Liga en las elecciones regionales que tendrán lugar el 26 de enero tanto en Emilia Romaña como en Calabria. Un éxito del partido de Salvini en ambos territorios dejaría temblando a la precaria coalición de Gobierno entre el Movimiento 5 Estrellas (M5E) y el Partido Democrático.

La necesidad de que las Sardinas entren en una nueva fase y formen un nuevo partido se palpaba ayer entre muchos de los manifestantes congregados en la plaza de San Giovanni de Roma. Era un ambiente similar al que se vivía hace una década en los espectáculos en las plazas del cómico Beppe Grillo, de los que acabó naciendo el M5E. «Los 'grillini' comenzaron con ideales políticos que no estaban equivocados, pero no han sido capaces de cumplir con las promesas que habían hecho porque se han vendido a la política, como todos los otros», contaba Federica, una recién licenciada en psicología de 24 años.

«Considerando el asco que dan los partidos hoy en Italia, tal vez las Sardinas sean la oportunidad para crear algo nuevo basado en unas ideas distintas a las que hemos escuchado hasta ahora, tanto de Salvini como de otros partidos», comentaba a su lado Teresa. «Al inicio era algo bueno que las Sardinas fuera apartíticas, ahora ya no lo es. Alguien tiene que recoger esta fuerza y lo deben hacer los propios impulsores», opinaba Federica. Las dos amigas tenían ciertas dudas al considerar si esta nueva formación tenía que ser de izquierdas, y ponían como prioridad el antifascismo y la protección de los derechos humanos.