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Anje Ribera
Madrid
Viernes, 17 de julio 2020, 23:14
Pedro Sánchez intentó trasladar a lo largo de toda la jornada de negociaciones un optimismo difícil de compartir entre el resto de los presentes en la capital comunitaria. El presidente del Gobierno español se amparaba en su convencimiento de que los líderes de la Unión ... Europea tenían «la obligación ante sus ciudadanos de llegar a un acuerdo sobre el fondo de recuperación» para ayudar a los que «están sufriendo en primera persona» las consecuencias de la pandemia del coronavirus, no solo desde el punto de vista sanitario sino también en el plano económico y social.
Pero el paso de las horas no parecía permitir vislumbrar que su «ánimo constructivo de llegar a un acuerdo» fuera compartido por quienes estaban al otro lado del tablero, los llamados 'frugales', partidarios de apretar las tuercas a los vecinos del sur para que sean ellos mismos quienes busquen una solución a sus muchos males, una táctica que también esgrimieron durante la crisis de 2008.
El jefe del Ejecutivo acudió este viernes a Bruselas con la obligación «de defender lógicamente los intereses nacionales en el ámbito de la agricultura» y su concepción «de la gobernanza de fondo de recuperación que transforme las economías en economías que sea más resilientes, verdes e inclusivas». «Estamos ante un Consejo muy importante, yo diría que histórico, para el conjunto de países europeos, porque inédita es también la situación que estamos atravesando», dijo Sánchez en la sede del Consejo europeo en Bruselas.
Compañera de equipo de España en esta cumbre tan especial es Italia. Su primer ministro, Giuseppe Conte, también ve impredecible volver a su país con «un acuerdo», pero este no sería posible si se cruzara «la línea roja». O sea, aceptar una respuesta a la crisis sea que no sea «adecuada y efectiva» para garantizar que dé resultados. No se conforma con un simple maquillaje, subrayó.
«Soy plenamente consciente de que las divergencias existen, pero tengo la gran determinación de que debemos superarlo. No solo por los intereses de los ciudadanos italianos que han sufrido y están sufriendo mucho, sino en interés de todos los europeos», argumentó.
Conte ha querido también dejar claro que la negociación y el plan que aspiraban a consensuar los Veintisiete no trata únicamente de transferencias financieras, sino que se intenta preparar «una respuesta económica y social» para los ciudadanos europeos. El resultado debe ir «en el interés común de los valores que compartimos y de hacer una Europa más resiliente y competitiva en el espacio global», remachó.
De manera similar se ha expresado António Costa, homólogo portugués de Conte y también integrante del grupo de los países del sur, quien se mostró convencido de que el club comunitario sería capaz de lograr «un acuerdo rápido el fin de semana». En opinión del jefe del Gobierno luso, la Comisión Europea presentó una «excelente propuesta» a partir de la cual el presidente de Consejo, Charles Michel, había hecho un «gran esfuerzo para acomodar los puntos de vista de todos» los miembros.
«Ahora nos corresponde a nosotros responder a las preguntas y necesidades de nuestros ciudadanos para una recuperación verde, inteligentes e inclusiva. Ahora, cabe al Consejo no atrasar, no perder tiempo y tomar las decisiones que rápidamente son necesarias para responder a lo que es urgente para la economía, para el empleo y para la recuperación económica de Europa», añadió el portugués.
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