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Juan Carlos Barrena
Berlín
Miércoles, 7 de octubre 2020, 14:44
El Estado ruso vuelve a sentarse desde este miércoles en el banquillo de los acusados con el comienzo del juicio contra el presunto sicario de los servicios secretos del Kremlin Vadim Krasikov procesado por la ejecución de un checheno en el corazón de Berlín ... de tres certeros disparos en el pecho y la cabeza. Un juicio cuya sentencia puede empeorar aún más las ya de por sí degradas relaciones entre Berlín y Moscú si los jueces confirman que el asesinato de Selimján Changoshvili, un asilado político georgiano de origen checheno, fue ordenado por las autoridades rusas.
El 23 de agosto de 2019 Krasikov se acercó por detrás montado en una bicicleta a Changoshvilli cuando este paseaba por el parque del pequeño Tiergarten y lo abatió de un disparo en el pecho, para seguidamente rematarlo de dos tiros en la cabeza. Un crimen que los encargados de la investigación calificaron de ejecución. Krasikov tuvo tiempo de tirar la peluca que llevaba puesta, la pistola y la bicicleta en la que montaba al río Spree, pero la mala suerte de ser observado por dos jóvenes que alertaron a la policía. Poco después era detenido.
Su víctima luchó en la segunda Guerra de Chechenia con los rebeldes contra el ejército ruso y era buscado por las autoridades de Moscú. En diciembre pasado y en presencia de la canciller federal, Angela Merkel, durante una cumbre sobre Ucrania , el presidente ruso, Vladimir Putin, calificó a Changoshvili de terrorista y «hombre brutal y sangriento», que poco menos merecía haber sido asesinado. Una declaración que los fiscales germanos valoran prácticamente como una confesión.
El muerto había sobrevivido anteriormente a dos atentados contra su persona, el último en Tiflis, donde fue cosido a disparos, y se había refugiado con su familia, tras pasar por Ucrania y Polonia, en 2016 en Alemania, cuyas autoridades le concedieron asilo político. Vadim Krasikov. se encuentra desde el día del crimen en prisión preventiva y calla como un muerto desde entonces. La documentación que portaba a nombre de Vadim Sokolov resultó ser falsa, pero se ha comprobado que solo pudo ser preparada por los servicios de inteligencia.
Durante las investigaciones, la policía pudo reconstruir el viaje de Krasikov desde Moscú a Berlín, pasando por París y Varsovia, identificar los hoteles y pisos francos utilizados por el acusado. Es más, gracias a las pesquisas realizadas por la red Bellingcat de periodistas de investigación se ha sabido que Krasikov ha cometido en el pasado al menos otros dos asesinatos más por orden de los servicios secretos rusos FSB, en los que posiblemente trabajaba como miembro de una unidad de operaciones especiales.
Bellingcat averiguó también que, antes del crimen en el Tiergarten, Krasikov visitó el centro de operaciones especiales del FSB y pasó varias jornadas en uno de sus campos de entrenamiento. Informaciones detalladas de las que dispone también el tribunal berlinés y la Fiscalía Federal, encargada del caso por tratarse de un delito de terrorismo. Rusia buscaba intensamente a Changoshvili al menos desde 2012, cuando hizo llegar a las fuerzas de seguridad alemanas una lista con 19 personas buscadas como presuntos miembros de la organización terrorista «Emirato Caucásico». Al menos cinco de los integrantes de la lista han sido hasta ahora asesinados o han muerto en extrañas circunstancias.
Tras la ejecución del ciudadano checheno-georgiano Berlín ordenó la expulsión en diciembre de 2019 de dos diplomáticos de la Embajada rusa en esta capital, presuntamente miembros de los servicios de inteligencia de Moscú. El Gobierno alemán quiso así castigar la falta de colaboración de las autoridades rusas para esclarecer el crimen.
El pasado 11 de agosto, el titular alemán de Exteriores, Heiko Maas, declaró durante una visita a Moscú que el asesinato del Tiergarten «grava nuestras relaciones» y recordó que diferentes instituciones públicas alemanas habían solicitado en 17 ocasiones la colaboración de las autoridades rusas para esclarecer el caso, sin éxito hasta el momento. Nueve días después del viaje de Maas a la capital rusa resultaba envenenado con el agente químico novichok el opositor ruso Alexei Navalni, que sobrevivió de milagro al atentado y se recupera actualmente en Berlín. Para el gobierno germano una nueva muestra de las prácticas terroristas del régimen de Putin.
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