Grupos fascistas atacan a la ONG Zaporeak a la salida del campo de refugiados de Lesbos

Uno de los voluntarios fue agredido físicamente pero no sufrió heridas graves. La furgoneta y el coche sufrieron destrozos, con cristales rotos y ruedas pinchadas. Los miembros de la asociación valorando si pueden continuar con el trabajo solidario en condiciones de cada vez mayor tensión en el campo de Moria y en Lesbos, donde se suceden las protestas y los ataques a refugiados en plena crisis de fronteras entre Grecia y Turquía.

Según relata la periodista Estrella Vallejo, ya por la mañana el convoy de la asociación tuvo que anular una reunión con representantes de otra entidad dentro del campamento de Moria por la imposibilidad de entrar en el campo de refugiados. «Había ya piquetes». A mediodía, regresaron para cumplir con la tarea diaria que les ha llevado hasta la isla griega: repartir 1.500 raciones de comida al día a los grupos más vulnerables dentro del campo donde se hacinan en condiciones deplorables 20.000 personas.

Sobre las seis de la tarde, con la tarea ya completada, emprendieron el camino de regreso a Mitilene, pero sus vehículos fueron interceptados por varios grupos fascistas. Pertrechados con bates, con la cara tapada y a voz en grito, pararon primero a la furgoneta donde se transportaban las cazuelas y la poca comida sobrante. «Empezaron a increparnos y como no pudieran abrir la puerta de la furgoneta, lograron tirar toda la comida al suelo», relata Vallejo.

La peor parte se lo llevó el turismo en el que viajaba la periodista junto con tres voluntarios de Zaporeak y un cuarto miembro de otra organización solidaria. «De repente nos rodearon. A Zazpi -que conducía el coche- le pidieron la documentación, que les diera el móvil o que le mataban. Cada vez se pusieron más violentos, a atizar el coche con los palos. Al ver que en el móvil teníamos fotos de los refugiados, lo tiraron al suelo y lo aplastaron». En esa escalada de tensión, los miembros de la asociación huyeron como pudieron cada uno por su lado. Alkiza fue alcanzado y fue agredido por varias personas. Los cinco integrantes lograron refugiarse y localizarse los unos a los otros.

Tras denunciar los hechos ante la policía, la ONG está estudiando si puede continuar con su labor en estas condiciones. De momento, el reparto de comida de los próximos días ha quedado comprometido.