Iñigo gurruchaga
Londres
Martes, 25 de febrero 2020, 17:17
Políticos y policías decidieron en el pasado que era mejor ignorar los delitos de pederastia que habían cometido algunas personalidades notables del Parlamento o del Gobierno, pero no hay pruebas de la existencia de un círculo de pedófilos en los edificios del poder, en ... el distrito de Wetsminster, que habría cometido todo tipo de abusos y crueldades contra menores de edad con total impunidad.
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La investigación policial de ese posible círculo ya concluyó el pasado año con la condena a 18 años de cárcel a un hombre de 51, Carl Beech, que había convencido a la Policía, a medios de comunicación o al exdiputado laborista, Tom Watson, de que esa red incluía al excomisario europeo, Leon Brittan o al exjefe de Estado Mayor de la Defensa, Edwin Bramall, entre otros.
Las denuncias de Beech en 2013 cayeron en el caldo de cultivo creado por el descubrimiento, inmediatamente después de su muerte, en 2011, de que sir Jimmy Saville, un famoso presentador de la televisión y amigo de la realeza, había cometido más de doscientos delitos sexuales, entre ellos más de treinta violaciones, también a menores de edad, sin que sus víctimas pudiesen quebrar su protección invisible.
Beech, conocido en la prensa con el alias 'Nick', era el testigo único de la Policía o de Watson, sobre la existencia de esa red que se habría pasado su cuerpo adolescente para el abuso como si fuese el de un muñeco, que habría matado a otros chicos menores de edad como parte de sus truculencias sexuales. La Policía detuvo e interrogó a los acusados en redadas que causaron estupefacción por su estatus social.
Pero, uno de los investigados, el exdiputado conservador Harvey Proctor, dio una rueda de prensa tras su detención en la que denunció a la Policía. Confirmó que es homosexual pero que la acusación de matar a menores de edad era descabellada. Beech había cometido él mismo delitos de pederastia cuando la investigación giró para concentrarse en el denunciante.
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Se ha acusado a Theresa May, entonces ministra de Interior, de responsabilidad en la creación de un prejuicio en favor de quien denuncia abusos sexuales, como consecuencia del 'caso Saville', pero la comisión de investigación que ella creó ha encontrado un prejuicio de «mirar hacia otro lado», en su informe sobre abusos sexuales históricos en Westminster.
Descartada la existencia de la grotesca red de abusadores, el informe subraya casos más antiguos. El diputado liberal, Cyril Smith, intimidó a todo aquel que se interpusiera en su camino, cuando era diputado por Rochdale, y fue ascendido a los lores, a pesar de que policías, otros diputados o el líder de su partido, sabían que había abusado sexualmente de chicos menores.
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Peter Morrison, que sería el último secretario privado de Margaret Thatcher en el Parlamento, tenía «inclinación por los jovencitos», según la descripción aceptada por miembros de los servicios de inteligencia o cargos del partido, pero fue ascendido continuamente por la primera ministra y hasta el día de su dimisión. Los casos históricos afectan a todos los partidos.
La vida de la comisión creada por May ante el escándalo causado por las denuncias de 'Nick' ha sido accidentada, entre otras razones por la amplitud del marco de su trabajo. Ha de publicar informes sobre los abusos en iglesias y colegios religiosos. Los indicios son que el volumen de abusos de menores en centros de asistencia social o en el sistema penal fue pavoroso.
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