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salvador arroyo
Bruselas
Miércoles, 4 de marzo 2020, 20:09
El Pacto Verde que marca la hoja de ruta para que Europa sea en 2050 el primer continente descarbonizado, libre de emisiones de gases de efecto invernadero, ya tiene ley. El borrador se presentó ayer en Bruselas y en su estreno no pudo ser ... más vapuleado. Organizaciones ecologistas lo tacharon de poco ambicioso y la activista Greta Thunberg, en una intervención en el Parlamento Europeo apenas un par de horas después de entrevistarse con Ursula Von der , acusó a su Ejecutivo de haber «capitulado».
Las críticas arreciaron porque si bien se mantiene como objetivo «legalmente vinculante» la neutralidad ambiental a mediados de siglo, no se revisa al alza el reto para 2030. Se mantiene en el 40%, cuando uno de los compromisos adquiridos por la presidenta alemana era elevarlo al 55%. Pero además se habla de «obligación colectiva» por parte de los Estados para «tomar las medidas necesarias» con las que llegar a los objetivos. Y si no siguen las recomendaciones, tendrían que «explicar su razonamiento». En suma, que la imposición se diluye. En este punto hay que tener en cuenta que el texto está en fase gestacional: el definitivo dependerá de la negociación con los Gobiernos nacionales y los eurodiputados. Pero a primera vista ya se lee como 'descafeinado'.
A todo ello hay que añadir otro factor clave. El Pacto Verde en sí mismo está en el aire. Porque el ambicioso paquete de medidas que recoge -con una vertiente fundamental, el apoyo económico a la transición en regiones con gran dependencia de los combustibles fósiles- necesita absorber el 25% del presupuesto plurianual (2021-2027) de la UE. Y los líderes siguen sin ponerse de acuerdo sobre como tejerlo. La cumbre fallida de hace un par de semanas no presagia un entendimiento a corto plazo.
Así que aunque Von der Leyen defendió la ley como «esa brújula que nos giará los próximos 30 años», grupos ecologistas afearon la permisividad con los plazos -en 2021 habrá una primera revisión, y no será hasta 2023 cuando se evalúen, cada cinco años, los avances en los Estados miembros-. Aunque sin duda el golpe con mayor proyección se lo dio la adolescente Thunberg. Había sido invitada a la Comisión. Salió de allí sin hacer declaraciones. Llegó a la Eurocámara y estalló: con esas propuestas «Europa no puede ser líder» en la lucha contra el cambio climático. Lo dicho, «capitulación».
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