Asesinan al embajador de Italia en el santuario congoleño de los gorilas

El Kivu Norte es famoso por albergar el Parque Nacional de los Montes Virunga, uno de los últimos santuarios para los gorilas de montaña. Estos emblemáticos animales están protegidos por más de 600 guardabosques que son igualmente víctimas habituales de la inestabilidad que sacude la zona, como prueba que el pasado 10 de enero fueran asesinados seis de ellos. Detrás de los ataques tanto al embajador italiano como a los vigilantes el mes pasado podrían estar las Fuerzas Democráticas para la Liberación de Ruanda (FDLR), un grupo rebelde de etnia hutu que se opone al Gobierno del ruandés Paul Kagame.

De etnia tutsi, Kagame fue el ganador de la guerra civil que asoló Ruanda en los años 90 del siglo pasado y que provocó un genocidio de entre 500.000 y un millón de tutstis y de hutus moderados. Aquel conflicto provocó que unos dos millones de civiles escaparan a la vecina RDC, donde siguen operando varios grupos armados ruandeses, entre ellos las FDLR, que habrían en el pasado estado financiados por Victoire Ingabire Umuhoza, la gran rival política de Kagame. Ingabire niega que en Ruanda hubiera un intento de limpieza étnica y considera en cambio que en su país se produjo un «doble genocidio» entre tutsis y hutus.

Las FDLR realizan habitualmente secuestros y otras acciones armadas en la provincia de Kivu Norte como medio de subsistencia. El ataque con armas ligeras al convoy de las Naciones Unidas el que pereció Attanasi, Iacovacci y el chófer habría tenido precisamente ese objetivo. El embajador habría sido inicialmente secuestrado, según algunos medios, pero tras la petición de ayuda por parte de la ONU intervino tanto la Policía como un grupo de guardias armados del Parque Nacional de los Montes Virunga, que consiguieron liberarlo. Desafortunadamente el diplomático había recibido durante la agresión varios disparos en el abdomen, por lo que falleció al poco de ser trasladado en condiciones críticas al hospital de Goma, la principal ciudad de la zona.

El asesinato del embajador, de 43 años, y del carabiniere, de 30, provocó una gran conmoción en su país de origen. «Italia está de luto por estos servidores del Estado que perdieron la vida en el cumplimiento de sus deberes profesionales», escribió el presidente de la República italiana, Sergio Mattarella, en un comunicado en el que expresó su «consternación por la noticia de este vil ataque». También llegaron mensajes de condolencias de parte del nuevo primer ministro, Mario Draghi, y del titular de la cartera de Exteriores, Luigi di Maio. La Fiscalía de Roma, encargada de los delitos cometidos en el extranjero contra ciudadanos italianos, anunció la apertura de una investigación por la muerte de Attanasio y Iacovacci, con el posible agravante de secuestro de persona con fines terroristas.

Marie Tumba Nzeza, ministra de Asuntos Exteriores de la RDC, prometió a las autoridades italianas que su país hará todo lo necesario «para descubrir quién está detrás de este innoble crimen». La ministra aclaró que el diplomático estaba participando en una iniciativa del Programa Mundial de Alimentos (PMA, organismo dependiente de la ONU). Según los medios locales, el convoy, formado por dos vehículos en los que viajaban siete personas en total, sufrió una emboscada en los alrededores de la localidad de Kanyamahoro.

Padre de tres hijos, Attanasio estaba casado con Zakia Seddiki, presidente de la organización humanitaria Mama Sofia, que opera en la RDC. Ambos fueron galardonados el pasado octubre con el Premio Internacional Nassiriya por la Paz.