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Juan Carlos Barrena
Berlín
Martes, 30 de octubre 2018, 18:39
Como si fuera todopoderoso, primero mataba a sus pacientes y luego intentaba resucitarlos. El enfermero alemán Niels Högel inyectaba a los internos de la unidad de cuidados intensivos en la que trabajaba medicamentos que provocaban paradas cardiorrespiratorias y seguidamente intentaba reanimarlos. Muchas veces sin éxito.
Desde este lunes, la Audiencia de Oldenburgo le procesa por el asesinato de al menos un centenar de pacientes, lo que convierte a este hombre de 41 años en el mayor criminal en serie de la historia de Alemania desde la II Guerra Mundial. La cifra sólo es aproximada y se limita a las víctimas cuyo asesinato pudo ser demostrado.
Los investigadores de la comisión policial 'Kardio' encargada del caso identificaron a un total de 322 víctimas potenciales. Los fiscales ordenaron exhumar 134 cadáveres en 67 cementerios, incluso en Polonia y Turquía, para buscar restos de los medicamentos utilizados por Högel. Pero en más de un centenar de casos sospechosos los fallecidos fueron incinerados, lo que hizo imposible el análisis forense. Para los expertos, el enfermero asesinó presumiblemente a entre 200 y 300 personas y siempre siguiendo el mismo patrón.
En las unidades de cuidados intensivos de clínicas en las localidades de Oldenburgo y Delmenhorst, en el norte de Alemania, en las que Högel trabajó entre 1999 y 2005, el enfermero aprovechaba la ausencia de médicos y compañeros de trabajo para inyectar a los pacientes sus cócteles letales y seguidamente esconderse en algún otro lugar de la planta. Según confesó en los interrogatorios a los que fue sometido, nada más dispararse las alarmas acudía el primero para reanimar al enfermo, operación que funcionaba en algunos casos, pero no siempre.
Para la Fiscalía, Högel actuó por aburrimiento, pero sobre todo por afán de protagonismo y el deseo de convertirse en el héroe de sus colegas con una demostración de sus habilidades en el campo de la reanimación. Su carrera asesina sólo se detuvo cuando uno de sus colegas le sorprendió con las manos en la masa y denunció el caso. Nunca expresó el menor remordimiento y se vanagloria de su triste récord de crímenes.
En la primera jornada del proceso, el acusado reconoció ayer los crímenes que se le imputan y aseguró que lo hizo para combatir el estrés que le provocaba su trabajo. El presidente del tribunal, el juez Sebastian Bührmann, inició la sesión ordenando a todos los presentes ponerse en pie y guardar un minuto de silencio en memoria de las víctimas de Högel, que tenían de 34 a 96 años de edad.
Las dimensiones del proceso obligaron al tribunal a abandonar su sede y trasladarse al pabellón y auditorio municipal de Oldenburgo. Además de la acusación pública se encuentran presentes en el juicio los abogados de 126 acusadores particulares, así como varios centenares de periodistas y público en general que desean seguir los 23 días de proceso calculados inicialmente por el tribunal.
Para Bührmann, éste se ha convertido en el caso de su vida. El mismo juez condenó ya al acusado en dos procesos anteriores a cadena perpetua por la muerte de seis pacientes, el primero de ellos en 2008. Las confesiones de Högel obligaron posteriormente a reabrir y ampliar el sumario para tener en cuenta los intereses del resto de sus decenas de víctimas.
La justicia local tiene previsto procesar también a varios antiguos colegas de Högel que no intervinieron pese a sospechar de las actuaciones irregulares del enfermero. Cuatro excompañeros en la unidad de cuidados intensivos de Delmenhorst, dos médicos y dos enfermeros jefes, han sido acusados de homicidio por omisión, mientras en Oldenburgo se encuentran aún abiertas las investigaciones contra cinco miembros del equipo médico por acusaciones similares.
En todo caso, el nuevo proceso contra Niels Högel será más complejo y costoso que los anteriores. Los fiscales tiene intención de citar a declarar a 23 testigos y 11 peritos. Pero también la numerosa acusación particular participará en esos interrogatorios y aportará sus propios testigos. «Hemos luchado durante años para conseguir este juicio y esperamos que Högel sea condenado por un centenar de asesinatos más», dijo Christian Marbach, nieto de uno de los fallecidos y portavoz del colectivo de familiares, quien subrayó que «nuestra meta es conseguir que Högel permanezca en prisión el mayor tiempo
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