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COLPISA / AFP
Sábado, 4 de marzo 2017, 09:07
Los unionistas del DUP ganaron por escasa ventaja las elecciones regionales anticipadas en Irlanda del Norte, según resultados definitivos que los colocan apenas por delante del Sinn Féin republicano. El DUP, partidario de mantenerse en el Reino Unido, perdió poder al obtener 28 de los ... 90 escaños de la asamblea regional, contra 27 para el Sinn Féin, defensor de una reunificación de Irlanda.
En mayo de 2016, el DUP había ganado los 38 escaños contra 28 para el Sinn Féin, en una asamblea que entonces contaba en total 108 escaños. Los comicios se caracterizaron por un fuerte incremento de la participación (64,8%, 10 puntos más que en los anteriores). El otro gran partido unionista también tuvo un magro desempeño al obtener 10 escaños, superado por el SDLP (Partido socialdemócrata y laborista, 12 escaños), lo cual provocó la renuncia de su líder, Mike Nesbitt.
Nesbitt oficializó tal dimisión tras perder su formación seis escaños, pasando de ser la tercera a la cuarta fuerza política. Así, el ya dimisionario dirigente del UUP argumentó a través de la BBC que sería "una gran hipocresía" no asumir su "absoluta responsabilidad" por los resultados de su formación, que pasa de tener 16 a tener 10 de los 90 escaños del parlamento norirlandés. Nesbitt, presentador de televisión de profesión, era el líder del UUP desde marzo de 2012.
"Soy yo quien dijo que en una sociedad normal la gente votaría en función del desempeño, y que el DUP y el Sinn Féin no se habían ganado sus resultados", aseveró. "Soy yo también quien dijo que éstas deberían ser las primeras elecciones postsectarias de Irlanda del Norte, en las que se votara pensando en la economía, en la educación, en la sanidad y en la vivienda. Tenía un punto de vista distinto, pero el electorado no está de acuerdo con él", opinó.
Como consecuencia de estas elecciones, los unionistas son ahora minoritarios en la Asamblea norirlandesa, por primera vez desde su creación. "Avancemos ahora con la esperanza de que el bien común prevalezca", declaró la dirigente del DUP, la jefa del gobierno saliente Arlene Foster, mientras que Michelle O'Neil, dirigente del Sinn Féin, se mostraba "encantada" con los resultados. El DUP y el Sinn Féin disponen ahora de tres semanas para ponerse de acuerdo sobre la formación de una coalición de gobierno y resolver las diferencias que condujeron a la realización de estas elecciones apenas diez meses después de los comicios anteriores.
Fue la renuncia a principios de enero del viceprimer ministro y figura histórica del Sinn Féin, Martin McGuinness, lo que desencadenó la crisis entre los dos partidos que comparten el poder tras los acuerdos de paz de 1998. Esos acuerdos pusieron fin a enfrentamientos entre católicos nacionalistas y protestantes unionistas que dejaron más de 3.000 muertos en 30 años, y organizaron el reparto de poder entre los partidarios de una unión con la Corona británica y los nacionalistas.
"Los unionistas en Irlanda del Norte han votado en contra del Brexit", ha afirmado el presidente del Sinn Féin, Gerry Adams, quien ha deslizado que los resultados de las elecciones a la Asamblea son un mandato para que esta región busque un estatus especial en la Unión Europea.
Adams, cuya formación ha obtenido unos resultados históricos, ha asegurado que las urnas han expresado el deseo a permanecer en la UE. "Se trata de una reafirmación de nuestra posición sobre el Brexit de que esta parte de Irlanda tiene tener designado un estatus especial", ha comentado Adams antes de que se conocieran los resultados finales.
La Asamblea de Stormont seguirá dominada por los dos grandes partidos, si bien el DUP ha obtenido 28 escaños por los 27 del Sinn Féin, que ha reduciendo la distancia a tan solo 1.000 votos. Hasta ahora el DUP aventajaba a los unionistas en 10 escaños.
Ahora los dos principales partidos tendrán un plazo de tres semanas para formar un nuevo Gobierno de consenso para evitar que las competencias transferidas vuelvan a recaer, por ley, en el Parlamento de Westminster en Londres.
El mayoritario voto a favor de la salida de Reino Unido de la UE abrió el pasado verano una profunda crisis constitucional para la unidad británica, puesto que los gobiernos de regiones como Escocia e Irlanda del Norte, donde ganó la permanencia en el bloque, han apostado por mantener el vínculo con Bruselas.
McGuinness abandonó el gobierno asegurando que no podía seguir trabajando con Arlene Foster. Renunció por las sospechas de corrupción en torno a un programa para promover la calefacción no contaminante que tuvo un sobrecoste de cientos de millones de libras y que había sido creado por Arlene Foster cuando era ministra de Economía regional.
La crisis podría prolongarse si el Sinn Féin persiste en negarse a trabajar con Foster, que confirmó su intención de mantenerse en el cargo. "Tras una campaña brutal y que ha dividido, hay pocas probabilidades de que en las próximas semanas las instituciones funcionen", estimó el diario The Irish News.
Los analistas del Brexit
Los analistas prevén un fracaso de las negociaciones, lo cual podría conducir al ministro británico para Irlanda del Norte, James Brokenshire, a tener que administrar provisionalmente esta provincia desde Londres, por primera vez en diez años. El conflicto sobre las subvenciones energéticas disimulan otro malestar, vinculado al referéndum sobre el Brexit.
El DUP hizo campaña a favor de una salida de la Unión Europea, mientras que el Sinn Féin militó en contra. Los nacionalistas norirlandeses, como los escoceses, siempre vieron la UE como un contrapunto a Londres. Planea además el temor a que la reinstauración de los controles fronterizos entre Irlanda e Irlanda del Norte -la única frontera terrestre británica con la UE, si no se tiene en cuenta a Gibraltar y su estatuto especial de territorio de ultramar- empobrezca a la región, aísle a los católicos y favorezca de algún modo el regreso de la violencia.
Si se prolonga la crisis política, teóricamente Londres podría convocar nuevas elecciones, pero la hipótesis parece poco probable. "Tuvimos tres elecciones en estos diez últimos meses, con el referéndum sobre la UE y dos elecciones regionales, de modo que todo el mundo está un poco harto de ir a votar", dijo Neal Wilson, un irlandés de 34 años que resumió un sentimiento ampliamente compartido por el resto de la población.
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