EFE
Domingo, 21 de agosto 2016, 18:53
El socialista Arnaud Montebourg, que fue durante más de dos años ministro de Economía de François Hollande, se declaró candidato a las elecciones presidenciales francesas de 2017, y pidió al actual jefe del Estado que renuncie a renovar su mandato porque no ha cumplido con ... sus compromisos.
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"Para mí el balance de este quinquenio no es defendible", subrayó Montebourg en un discurso de una hora y veinte minutos con fuertes cargas en profundidad contra Hollande en Fragny en Bresse (este), durante una celebración socialista ya tradicional que en los últimos años ha conseguido capitalizar.
Insistió en que es "incapaz, como millones de franceses, de apoyar al actual presidente", y se dirigió a él para pedirle que "reflexione mucho" sobre la posibilidad de presentarse a las primarias del Partido Socialista (PS), algo que Hollande ha dicho que aclarará en diciembre.
Le instó a "que tenga en cuenta el interés superior del país", que "afronte su conciencia, su responsabilidad, que luche contra sí mismo y tome la conciencia que se impone", es decir, abandonar.
Dijo que a la vista de los resultados obtenidos durante la presidencia de Hollande, "quién no tiene un sentimiento de despilfarro".
A ese respecto, Montebourg (53 años) hizo una cierta autocrítica de su paso por el Gobierno como titular de Economía y de la Reconstrucción Productiva, pero únicamente para admitir que su "error" fue "no haber sabido convencer, corregir" las derivas del Ejecutivo del actual presidente socialista.
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Este abogado, una de las voces del ala izquierda del PS que como ministro se significó como adalid del "made in France", se mostró particularmente severo con la política europea, y de hecho indicó que si llega al Elíseo su "primer desafío" sería "marcar el fin de la austeridad en Francia y en Europa" y reformar en profundidad la Unión Europea (UE).
"Tras el choque del 'brexit, sabemos que la Unión Europea está en riesgo de dislocación", advirtió antes de acusarla de que "no ha protegido a Europa de los daños de la globalización", "no ha conseguido sacar Europa de la crisis", "no ha sido capaz de tratar colectivamente la cuestión migratoria (...) ni de protegernos contra la amenaza terrorista".
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"Si no la reformamos radicalmente, sabemos que morirá", concluyó antes de considerar que habrá que hacer "un nuevo Tratado de Roma".
Su voluntad de imponer esas reformas a los otros socios europeos quedó clara, por ejemplo, al avanzar que si llega a la jefatura del Estado Francia suspenderá de forma unilateral la directiva sobre los trabajadores desplazados.
Montebourg, que definió su proyecto como "socialista, pero no sólo", apostó por toda una serie de medidas proteccionistas incluida la de reservar durante ocho años las licitaciones en las administraciones públicas y los hospitales franceses a pequeñas y medianas empresas cuya actividad esté radicada en los territorios de las entidades para las que van a trabajar.
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