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adolfo lorente
Miércoles, 29 de junio 2016, 11:48
Quizá la frase que mejor resume la primera gran cumbre europea tras el mazazo del Brexit la dio el presidente francés, François Hollande. Eran las 00.15 del miércoles. "No hay que castigar a Reino Unido y menos cuando la decisión se ha tomado soberanamente, ... pero han asumido un riesgo y el pueblo británico debe saber que durante un tiempo va a sufrir las consecuencias de su votación. Cest la vie".
Su recadito no quedó aquí. Escuchen: "a partir de ahora los populistas sabrán a lo que se exponen cuando propongan irse de la UE". A la canciller alemana, sin embargo, le basta con bastantes menos palabras: "La decisión es irreversible. No es el momento de lamentos. Somos políticos y debemos buscar soluciones y seguir adelante", dijo Merkel.
La cumbre terminó al filo de la medianoche y sorprendentemente, mucho antes de lo previsto. Reino Unido se merecía otra gran madrugada bruselense pero ya no había tela que cortar. "Fuera es fuera", recuerden. Los británicos votaron leave y ya sólo queda saber cuando comenzará el proceso de divorcio y si el divorcio será pacífico o si, por el contrario, se tirarán los trastos a la cabeza.
La "tristeza" de Cameron
El adjetivo más empleado por los jefes de Estado y de Gobierno de los 28 fue "triste". Así se confesó David Cameron en la que fue su última rueda de prensa en Bruselas como primer ministros después de seis años de mandato. Es muy raro que un líder dure tantos años así que se había convertido en todo un veterano y como tal, fue despedido. Fue tratado con afecto por sus compañeros y él sólo tuvo buenas palabras hacia esa Europa que tanto ha criticado y que en el último mes comenzó a defender para salvar un polémico referéndum que convocó para calmar las aguas de los tories británicos.
"Fueron discusiones muy constructivas, muy positivas, muy calmadas, muy comprensibles. Reino Unido y también la UE deben buscar la relación más estrecha posible sobre comercio, cooperación o seguridad. Somos aliados y amigos. Reino Unido está abandonando Europea, pero creo que no debe dar la espalda a Europa", recalcó.
Dejó varios títulos como que no se arrepentía de haber convocado el plebiscito o que Reino Unido nunca tendrá una relación tan beneficiosa con la UE como tiene ahora. Y es que hace mucho frío fuera del club de clubes y nadie puede decir que no se advirtió. Además, explicó que la victoria del leave se debió a los temores de la inmigración pero admitió acto seguido que la libre circulación de personas es un sapo que los británicos deberán tragarse si quieren tener acceso al mercado común europeo en unas condiciones ventajosas.
Lo dijo Merkel ante el Bundestag. "Sin el respeto a las cuatro libertades fundamentales de la UE (circulación de personas, mercancías, servicios y capitales) no habrá acceso al mercado único". Y si lo dice la canciller alemana, créanselo.
¿Y ahora, qué?
Todos los líderes mostraron su pesar pero también pidieron que se solvente la situación con la mayor celeridad posible para evitar que la incertidumbre se apoder de la Europa política pero sobre todo de la económica. Sin embargo, todo dependen de Londres, que es quien tiene que apretar el botón nuclear de la desconexión. ¿Cómo se hará? Invocando el artículo 50, que otorga un plazo negociador de dos años para concretar el divorcio. Y mientras ese botón no se pulse, "no habrá ninguna negociación ni formal ni informal sobre el tema", advirtió tajante el presidente de la Comisión, Jean-Claude Juncker.
Cameron insistió en que la decisión es soberana de Reino Unido pero que él no será el encargado de tomarla, sino su sucesor o sucesora en Downing Street. En teoría, los tories quiern elegir a su próxima líder el 2 de septiembre. "Si el nuevo es favorable al leave, tendrá un día para invocarlo", manifestó Juncker con cierta ironía.
No habrá renegociación. Reino Unido está fuera. Sólo falta saber el cuándo y el cómo. "En la UE no hay medios Estados miembros. O eres miembro o no", zanjó la alta representante, Federica Mogherini. "Esto no es como Facebook, donde puede ser más difuso. Aquí, tu estado es soltero o casado, es simple", ironizó el primer ministro luxemburgués, Xavier Bettel.
El presidente español, Mariano Rajoy, abogó por que no haya castigos pero tampoco privilegios. Llamó y la calma y advirtió de que "nadie piense que va a quedarse con lo mejor de la UE y no asumir aquello que no le gusta", recalcó.
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