Hacen cola ante una unidad médica móvil. Es la única forma de garantizar algunos servicios de salud básicos a los residentes de Kupiansk, una ciudad que ya ha estado ocupada por el ejército ruso.
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«Nuestro objetivo es acercar la medicina. No pueden ir a ... ninguna parte, no pueden obtener ayuda calificada», asegura Maryna Lebedynska, una de las voluntarias médicas.Antes de la guerra, estos vehículos se usaban como servicios de divulgación y concienciación contra el VIH.
Ahora, en muchas ciudades y pueblos, ahora no hay acceso a médicos ni farmacias«¿A dónde vas? No hay hospital en la ciudad, fue destruido», señala Mykola Shvets, de 64 años, quien vino a revisar su condición cardíaca.
Durante este año de guerra, se han documentado más de 700 ataques a instalaciones de atención médica ucranianas. Un apocalipsis sanitario contra el que se rebelan los ucranianos.
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