Secciones
Servicios
Destacamos
Mercedes Gallego
Corresponsal en Nueva York (EE UU)
Sábado, 1 de junio 2019, 20:55
Esta semana Donald Trump podrá sentirse especial al compartir con Felipe VI el privilegio de haber sido acompañado por el Príncipe Harry durante un almuerzo privado. El monarca español y el hijo menor de Carlos de Inglaterra y Diana de Gales comieron juntos en 2017. ... El presidente estadounidense lo hará pronto y será el banderazo de salida a su visita de Estado a Reino Unido. De esa forma el hijo de la mujer a la que el presidente estadounidense quiso conquistar tratará de amortiguar a su abuela la incómoda situación de recibir en el Palacio de Buckingham al atorrante amigo americano. Harry le acompañará también a la Abadía de Westminster y estará presente durante la cena de Estado.
A quien no se verá en esta visita oficial de tres días es a quien por nacionalidad debería de sentirse más cerca de su compatriota, la duquesa de Sussex. Meghan Markle tiene excusa -está de baja por maternidad- y claramente no arde en deseos de conocer al hombre al que durante la campaña acusó de misógino y maleducado. «Voto por Hillary Clinton no porque sea una mujer», explicó entonces, «sino porque Trump nos lo ha puesto muy fácil de ver el mundo que no queremos».
Como muchos estadounidenses, juró que si él ganaba las elecciones se iría del país. Fue una de las pocas que lo cumplió. Según su padre, Harry le pidió después que le diera «una oportunidad», pero todo indica que a estas alturas nadie alberga dudas sobre la personalidad del mandatario, que llega a Gran Bretaña acompañado de sus tres hijos mayores. Eso privará a Ivanka de la oportunidad de hacerse amiga suya, aunque es la pompa real y militar la que hace ilusión a los nuevos ricos del continente americano.
Quien recibirá a Trump y se llevará el peso de acompañarle durante casi toda su estancia será el príncipe Charles y su esposa Camila, que ahorrarán así a la monarca más longeva de Europa tener que correr detrás de Trump, ajeno al protocolo, como ocurrió el año pasado. Juntos inspeccionarán la guardia de honor mientras se disparan los cañones desde la Torre de Londres, tomarán el té y celebrarán en Portsmouth el 75 aniversario del desembarco aliado del 'Día D'. En retribución, el presidente estadounidense les ha invitado a una cena que organiza el martes en la residencia de su embajador, ubicada en la Casa Winfield, donde se especula con la presencia de dos invitados más de la cuerda de Trump, Boris Johnson y Nigel Farage, sin que la Casa Blanca lo confirme o lo desmienta.
Su presencia daría contenido político a una jornada en la que el plato fuerte será el encuentro con la primer ministra, Theresa May, irrelevante al ocurrir apenas dos días antes de que abandone el cargo. La Casa Blanca sostiene que no se podía postergar la visita para reunirse con su sucesor porque «es bastante difícil cambiar el aniversario del 'Día D'», pero a nadie se le ha olvidado que una simple lluvia sirvió para que el presidente anulase en noviembre pasado sus deseos de honrar a los héroes estadounidenses de la Primera Guerra Mundial.
Esta vez los de la Segunda Guerra Mundial tendrán más suerte, porque el mandatario pretende subsanar ese embarazoso episodio centrando su visita a Francia en el cementerio estadounidense de Normandía, cerca de donde tendrá unas bilateral con el presidente galo, Emmanuel Macron.
Entre medias promocionará con su presencia su propio campo de golf de Doonbeg en Irlanda, aunque no ha conseguido convencer al primer ministro, Leo Varadkar, para que se reúna allí con él ni ofreciéndole unas partidas. La concesión hubiera sido un suicidio para el político gay del Fine Gael, dado el malestar de su pueblo con Trump, que ha intentado que los contribuyentes paguen por una barrera de contención que proteja su hotel del oleaje aún a costa de dañar la vida marina. Según la cadena de televisión CNN, la Casa Blanca llegó a insinuar que si Varadkar no aceptaba Doonbeg como lugar del encuentro cambiarían la visita a Escocia, pero al final ha accedido a que se reúnan al llegar en el aeropuerto de Shannon.
Trump también tendrá que aguantarse con las manifestaciones que encontrará tanto en Irlanda como en Inglaterra, donde ya vio flotar durante su anterior visita al gigantesco globo hinchable que le reproduce en pañales. «Dejadles protestar. Esto es una democracia», ha dicho Varadkar. Y por una vez Trump se ha resignado. Todo sea por la pompa real de la vieja Europa.
Donald Trump manifestó este sábado su apoyo a Boris Johnson como nuevo líder conservador al afirmar que sería un «excelente» primer ministro británico. «Creo que Boris haría un trabajo muy bueno», dijo el presidente estadounidense en una entrevista publicada ayer el tabloide británico 'The Sun'.
Trump manifestó su respaldo a Johnson antes de que el Partido Conservador inicie oficialmente el próximo día 10 el proceso para elegir al nuevo líder tory y jefe del Ejecutivo una vez que dimita Theresa May el jueves. «Conozco a los distintos aspirantes. Pero creo que Boris haría un trabajo muy bueno. Creo que sería excelente. Me gusta, siempre me ha gustado», resaltó antes de calificar al antiguo responsable del Foreign Office como un político «muy talentoso».
Las palabras de Trump fueron inmediatamente censuradas por el líder del Partido Conservador, Jeremy Corbyn, que acusó al inquilino de la Casa Blanca de interferir en asuntos que sólo atañen a los británicos.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para registrados
¿Ya eres registrado?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.