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miguel pérez
Martes, 25 de enero 2022
El pulso sobre quién llega más lejos en el conflicto del este escribió este martes un nuevo capítulo cuando el Gobierno ruso decidió iniciar nuevas maniobras militares frente a la frontera de Ucrania y en Crimea. Se trata de su respuesta a la «alerta» decretada ... el lunes por Estados Unidos para movilizar 8.500 soldados como refuerzo a las tropas de la OTAN en el este de Europa. El despliegue aún no se ha realizado pero «resulta preocupante» y «exacerba» las tensiones, dijo este martes el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov.
Este movimiento ha implicado el despliegue de 6.000 soldados y casi un centenar de aviones que ensayan ya el lanzamiento de misiles en la península anexionada de Crimea. La palabra misil causa una especial alarma. EE UU, el Gobierno de Kiev y buena parte de los aliados creen que si Moscú se decanta por una incursión en Ucrania -para respaldar a los territorios prorrusos del Donbass- lo hará con un uso considerable de su arsenal de cohetes tecnológicamente «imbatibles», en palabras de Vladímir Putin.
Estos ejercicios suponen un considerable refuerzo al contingente que el Kremlin ya ha situado en la región -entre 100.000 y 200.000 militares- y contribuye a cerrar el cepo sobre Ucrania. Tras las tropas destacadas al otro lado de la frontera sur de este país hace semanas y los despliegues en Bielorrusia y el mar Negro, las maniobras en Crimea completan una tenaza por tierra, mar y aire sobre la exrepública cuyo Gobierno reiteraba este martes los llamamientos a la «calma». Los ucranianos contemplaron cómo Canadá se sumaba a la retirada de su personal diplomático en Kiev y otros gobiernos, como el sueco, sopesan llamar a sus conciudadanos.
Más información:
Miguel Ángel Alfonso
Paula De las Heras
Entre los mensajes positivos sobresalió el del ministro ucraniano de Defensa, Oleksiy Reznikov, quien pidió a la población que no entre «en pánico». Según los servicios de Inteligencia, Rusia está entregada a las maniobras y no ha creado ningún grupo específico que pudiera ejercer de punta de lanza para una invasión. Reznikov opina que la posibilidad de una guerra es reducida: «No hay motivos para pensar que mañana ocurrirá una invasión desde un punto de vista militar».
El presidente Joe Biden coincidió indirectamente anoche con esta impresión al manifestar que «no hay intención» de enviar tropas de Estados Unidos a Ucrania. El portavoz del Pentágono, John Kirby, declaró que la alerta decretada el lunes responde a los objetivos de «tranquilizar a nuestros aliados de la OTAN» y enviar «una señal muy clara a Putin». Los 8.500 militares sólo serán movilizados como apoyo en caso de que se produzca una intervención de las fuerzas de acción rápida de la OTAN y no actuarían dentro de territorio ucraniano.
El peligro existe mientras ninguna de las partes afloje la presión. Y pese al ruido de los últimos días todavía persiste el nudo crucial, ya que no se han llegado a acuerdos ni en una sola de las exigencias puestas sobre la mesa por el Gobierno ruso para una eventual desescalada. Entre ellas la que ahora mismo conduce a un callejón sin salida: la retirada de las fuerzas de la Alianza de las exrepublicas soviéticas y la promesa de que no instalará bases en Ucrania (algo que, por otra parte, sería literalmente irrealizable en este momento en función de los criterios de ingreso en la OTAN».
6.000 efectivos movilizó este martes el Gobierno ruso para efectuar sus nuevas maniobras en Crimea y en el sur de Ucrania.
La batalla energética. EE UU y sus aliados han empezado a realizar un plane energético alternativo al suministro de gas procedente de Rusia en caso de que se produzca un aumento de las tensiones
40.000 son los militares que la OTAN tiene en el este de Europa como fuerza de acción inmediata.
Aviso a Bielorrusia. La Casa Blanca envió este martes un mensaje al presidente Lukashenko para advertirle que Bielorrusa sufriría «represalias» si apoyase a Rusia en una hipotética invasión.
La consecuencia es que el alargamiento del conflicto y el creciente liderazgo de EE UU en la toma de decisiones globales empieza a incomodar en el seno de la Alianza. El presidente de Croacia, Zoran Milanovic, anunció este martes que mandará retirar «hasta el último soldado croata» presente en las fuerzas de la OTAN si continúan creciendo las tensiones entre Rusia y Ucrania». La decisión, añadió, «no tiene nada que ver con Ucrania o Rusia. Tiene que ver con la dinámica de la política interna de Estados Unidos», al que acusó de elevar el tono del conflicto.
La crisis tiene al reloj como un enemigo y cuanto más se perpetúa, mayores son las posibilidades de colapso. Fuentes de la Casa Blanca recordaron este martes que queda la carta de la respuesta norteamericana a las exigencias rusas y que todavía nadie da por agotada la vía diplomática: el presidente francés, Emmanuel Macron, y su homólogo Vladímir Putin mantendrán una conversación telefónica esta misma semana. Y tampoco se descarta una cumbre bajo el formato de 'cuarteto de Normandia'; esto es, entre Alemania, Francia, Rusia y Ucrania, cuyas delegaciones técnicas se reúnen desde este martes en París.
De momento, hay un hombre animado. Biden está satisfecho de la «unidad» que encontró en la ronda telemática del lunes con los máximos dirigentes de la UE, la OTAN, Francia, Alemania, Reino Unido, Italia y Polonia. «Tuve una muy, muy, muy buena reunión: unanimidad total con todos los líderes europeos», dijo. De ser así, es bastante posible que la UE comparta también su catálogo de sanciones, aunque de momento no diga nada. Aparte de posibles castigos económicos directos sobre Putin, EE UU quiere prohibir cualquier transacción en dólares en los bancos rusos y bloquear la importación de alta tecnología, lo que frenaría las expectativas de Moscú en las pujantes industrias aeronaval, de defensa e inteligencia artificial.
Sur de Ucrania - Unas maniobras en aumento. El despliegue militar de Rusia frente al sur de Ucrania comenzó en noviembre. El Kremlin anunció el traslado de unos 100.000 militares (el número definitivo está sin concretar) para desarrollar unas maniobras en un escenario situado a un centenar de kilómetros de la frontera con Ucrania. Se trataría de unos ejercicios completos, pero con un elevado predominante terrestre, para lo cual se habrían movilizado cientos de carros de combate y otras unidades blindadas. Las maniobras se extienden por toda la frontera, con especial presencia en la zona frontal y frente a Donbask y Lugansk, los dos enclaves separatistas prorrusos situados dentro del dominio ucraniano, en la región de Donbass. Una segunda fase contemplaría movilizar otros 200.000 soldados en una línea más al interior del territorio ruso. Ahora mismo se especula que entre 140.000 y 200.000 efectivos rusos están sobre el terreno, prácticamente un contingente idéntico a todo el Ejército ucraniano (240.000 hombres).
Crimea - Misiles a la «mayor distancia posible». Aparte de reforzar el destacamento propiamente situado en línea frente a la frontera ucraniana, la orden impartida este martes por el Ministerio de Defensa ruso de realizar nuevas maniobras supone llevar alrededor de 6.000 hombres a Crimea. El objetivo de estos ejercicios consiste en comprobar la «capacidad operativa» de las tropas, según el comunicado oficial, pero sobre todo busca exhibir músculo en el terreno aéreo y balístico. El Kremlin ha incluido en el operativo a cerca de un centenar de modernos cazas y bombarderos, en este caso, el Suhkoi-34, una poderosa arma de guerra destinada a reemplazar a los cazas Su-24 y los famosos Tupolev. Posee una larga autonomía de vuelo y una elevada capacidad de ataque con misiles guiados pos láser y satélite. De hecho, Moscú ensaya desde este martes en esta península anexionada a Rusia en 2014 una serie de ataques balísticos simuladso a la «mayor distancia posible». Su Ejército supera en 3.855 aeronaves la flota aérea ucraniana.
Bielorrusia - Tácticas conjuntas contra grupos armados. El lunes pasado comenzaron a llegar a Bielorrusia los primeros tanques, camiones y blindados tusos que formarán parte entre el 10 y el 20 de febrero en la operación conjunta 'Resolución aliada', destinada a ensayar la defensa de la frontera frente a incursiones de «grupos armados», la prevención de sabotajes y la eliminación de «formaciones ilegales» dentro del país. Los objetivos parecen ir muy al pelo de los intereses del gobierno autoritario del presidente bielorruso, Alexander Lukashenko, y del Kremlin, que así se cierne por otra vertiente sobre la vecina Ucrania. Se sabe que Rusia ha enviado al menos una docena de cazas Suhkoi-35 y dos baterías antiaéreas. Algunos expertos apuntan a que, entre los dos países, sumarán unos 300.000 efectivos sobre el terreno. Polonia comenzó este martes la construcción de un nuevo vallado en la frontera con Bielorrusia tras la crisis de migrantes ilegales del año pasado y en previsión de que un posible conflicto armado cause un éxodo de la población.
Mar Negro - La crispación por la supremacía naval. De los cuatro escenarios principales donde se dirime la crisis del este, el mar Negro se ha convertido en uno de los más interesantes. Alberga la base estratégica de una de las más poderosas flotas de la Armada rusa. Y allí es donde Estados Unidos y la OTAN concentran buena parte de su fuerza disuasoria dentro del pulso con Moscú. Se trata de una región crispada. En abril Rusia desplegó allí una decena de barcos para realizar prácticas de artillería en coincidencia con el inicio de su expansión militar hacia las fronteras occidentales. En noviembre fue la OTAN y EE UU quienes realizaron ejercicios en la zona, que fueron considerados una «provocación» por parte de Putin.
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