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mikel ayestaran
Corresponsal. Jerusalén
Martes, 15 de octubre 2019, 20:57
La retirada de Estados Unidos ha engrandecido la figura de Rusia en una guerra de Siria en la que se ha convertido en la gran potencia sobre el terreno. La Policía Federal rusa comenzó a patrullar «la frontera noroeste del distrito de Manbij, a lo ... largo de la línea de contacto entre las fuerzas armadas de la República Árabe de Siria y las fuerzas armadas de Turquía», informó el Ministerio de Defensa en el primer día posterior a la retirada de las fuerzas estadounidenses de este punto clave en el norte del país.
El papel de Rusia resulta fundamental para evitar un choque directo entre estos dos ejércitos en un momento en el que Recep Tayyip Erdogan mantiene su ofensiva militar en el norte del país, pese a las sanciones impuestas por EE UU y los llamamientos de la Unión Europea y la OTAN para que de marcha atrás. La operación 'Manantial de Paz', lanzada el 9 de octubre, seguirá hasta que «la amenaza terrorista sea eliminada», insistió el presidente turco en referencia a su objetivo de alejar de la frontera a las milicias kurdas, exaliadas de Estados Unidos.
Evacuación de las ONG. Las organizaciones humanitarias han abandonado la zona ante la situación de inseguridad
Después de seis años de ausencia, el Ejército sirio regresó a Manbij gracias al acuerdo entre el Gobierno de Damasco y los kurdos, un pacto que se extiende a otras zonas del noreste del país y permitió a las fuerzas de Bashar el-Assad recuperar el control del aeropuerto militar de Tabqa, dos plantas hidroeléctricas próximas y varios puentes a lo largo del Éufrates, según informó el ministerio de Defensa ruso en el comunicado del balance del primer día sin tropas de EE UU en la zona.
Esta parte del país era territorio controlado por las Fuerzas Democráticas de Siria (FDS), alianza liderada por las Unidades de Protección Popular (YPG) kurdas a las que Turquía considera «terroristas» por sus lazos con el PKK, pero tras la «puñalada por la espalda» de Donald Trump, según los mandos kurdos, se han visto obligados a girar hacia Damasco para frenar a Erdogan.
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MIKEL AYESTARAN
Rusia se interpone entre los dos ejércitos para evitar el choque y se suma a las críticas a Erdogan por una operación que considera «inadmisible», según el enviado especial del Kremlin a Siria, Alexander Lavrentiev, quien declaró que «nunca hemos apoyado la idea de entrada de las unidades turcas ni mucho menos de la oposición armada siria». La apuesta de Moscú para garantizar la seguridad es el Ejército sirio, a quien apoya sobre el terreno de forma directa desde 2015. Lavrentiev recordó la importancia de la primera reunión del Comité Constitucional sirio, que Gobierno y oposición acordaron realizar en Ginebra bajo la supervisión de la ONU y expresó su esperanza de que el nuevo frente abierto por Ankara no retrase su celebración.
Los miembros europeos del Consejo de Seguridad de la ONU pidieron una nueva reunión para tratar una ofensiva que ha costado la vida a decenas de civiles y ha obligado a dejar sus hogares a 190.000 personas, según la estimación de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), de las cuales unas 70.000 serían menores de edad. La complicada situación de seguridad obligó a organizaciones internacionales como Médicos Sin Fronteras a «suspender la mayoría de actividades y evacuar al personal internacional», explicó en un comunicado el director de emergencias de la ONG en Siria, Robert Onus.
Además de la alerta humanitaria, preocupa el futuro de la guerra contra el grupo yihadistas Estado Islámico (EI), en la que los kurdos eran una parte clave. Francia, país que anunció la retirada de sus tropas en la zona nada más conocer la decisión de Trump, aseguró que las consecuencias de la operación de Turquía son «devastadoras para nuestra seguridad» porque este movimiento conlleva el «inevitable resurgir del EI en el noreste de Siria y probablemente ¡en el noroeste de Irak!», señaló el primer ministro, Edouard Phillipe. Centrados en frenar a Turquía, los hombres de las FDS no prestan la misma atención que antes a los campos de detención de yihadistas y el Partido de la Unión Democrática kurdo, alertó en Twitter de la situación en el campo de Ain Issa que «está totalmente fuera de control por el motín y rebelión dentro del campo. La mayoría de las familias del EI está huyendo a áreas controladas por las facciones de Turquía».
El vicepresidente de EE UU , Mike Pence, viajará a Ankara en las próximas 24 horas para negociar con el Gobierno turco un alto al fuego que ponga fin a las operaciones militares de ese país contra los kurdos en el norte de Siria, según anunció este martes un alto funcionario estadounidense. «Será en las próximas 24 horas, solo puedo decirles que será muy pronto», indicó esa misma fuente, que pidió el anonimato e hizo declaraciones a un reducido grupo de periodistas, entre ellos a la agencia EFE. Ese mismo funcionario evitó detallar si Pence llegará a reunirse con el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, y se limitó a decir que el objetivo del viaje es negociar un alto al fuego y mostrar al Gobierno turco que Washington «está molesto» con su ofensiva el norte de Siria. Cabe recordar que el propio presidente Donald Trump dio luz verde a esos ataques tras la retirada de sus tropas de la zona.
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