Rusia y China refuerzan su eje antioccidental en medio de la tensión por la crisis de Ucrania

Los dos mandatarios no se reunían de forma presencial desde el comienzo de la pandemia. En ese periodo Putin ha efectuado solamente tres viajes al extranjero: a Ginebra en junio de 2021 para entrevistarse con el presidente norteamericano, Joe Biden; a India, el pasado diciembre; y ahora a China. Pero los presidentes ruso y chino han mantenido varias cumbres telemáticas en 2020 y 2021.

La cuestión central de la reunión de este viernes fue la firma de una declaración conjunta que, como ha dicho el consejero de Putin de Política Exterior, Yuri Ushakov, pone de manifiesto que los dos países tienen una «visión común» de la seguridad internacional. El documento señala que los países en poder de armas nucleares «deben abandonar la mentalidad de los tiempos de la Guerra Fría».

En el texto se recoge el apoyo de Pekín a las propuestas de Moscú sobre las 'garantías de seguridad', escritas y legalmente vinculantes, que esperaba obtener, aunque sin éxito por el momento, de Estados Unidos y la OTAN. En especial la retirada de las infraestructuras de la Alianza Atlántica del Este de Europa y el rechazo a que en el bloque integre a Ucrania en su seno. De manera que China es completamente solidaria con Rusia en que la Alianza debe dejar de ampliarse.

«Las partes creen que determinados estados, alianzas o coaliciones político-militares persiguen el objetivo de obtener directa o indirectamente ventajas militares unilateralmente en detrimento de la seguridad de otros», reza la declaración conjunta, que nada dice del derecho de países como Ucrania a adherirse a las alianzas que estimen oportunas. Además, China y Rusia se oponen a que los problemas de índole internacional se intenten resolver «a través de esquemas escurridizos o mediante el hostigamiento, el uso de la fuerza o las sanciones». De ahí, que consideren a Estados Unidos el principal factor de «desestabilización» mundial, tanto en Europa como en la región Asia-Pacífico.

A juicio de Putin, las relaciones entre Pekín y Moscú «atraviesan un momento sin precedentes». «Son un ejemplo a seguir. Se desarrollan progresivamente en un espíritu de amistad y asociación estratégica», añadió el jefe del Kremlin. Por su parte, el líder chino llamó a «apoyar firmemente los esfuerzos para proteger nuestros intereses fundamentales en el mundo. Nuestra confianza mutua política y estratégica se refuerza». Según Xi, «nuestros países trabajan juntos para implementar el verdadero multilateralismo y sirven como pilar para unir al mundo, para superar la actual crisis».

Pero, más allá de la habitual enemistad de Moscú y Pekín con Occidente, la diplomacia en general avanza en aras de lograr una solución que resuelva el conflicto en Ucrania y ponga fin a las tensiones. En Kiev hay satisfacción por el hecho de que la presión de Occidente haya «derrotado la estrategia de intimidación de Moscú». Así lo estima el ministro de Exteriores, Dmitro Kuleba, quien aseguró este viernes que «la corriente de delegaciones que visitaron el país impidió que Rusia agravara la situación de seguridad. Nuestros socios creen en Ucrania y esto implica que la estrategia de intimidación de Moscú fracasó. Rusia ha perdido esta partida». Esta semana visitaron Kiev los dirigentes de Holanda, Polonia, Reino Unido y Turquía.