Mikel ayestaran
Corresponsal en Jerusalén
Lunes, 14 de mayo 2018, 13:36
Donald Trump cumple una nueva promesa electoral y tras salirse del acuerdo nuclear con Irán, inaugura embajada en Jerusalén. El presidente tenía prisa por cumplir la palabra dada al Estado hebreo, su principal aliado en la región junto a Arabia Saudí, y en lugar ... de levantar un nuevo edificio lo que ha hecho es adecuar la sección consular del barrio de Arnona como legación provisional. Esto le permite convertirse en una especie de regalo para el 70 aniversario de la creación de Israel, aunque el traslado se realiza sin tener en cuenta que al otro lado del muro los palestinos conmemoran mañana la Nakba, la «catástrofe» que representó para ellos la proclamación del Estado.
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En esta nueva muestra de unilateralismo del magnate estadounidense se ha cambiado el escudo que rezaba 'consulado' por uno que se destapará en la ceremonia de inauguración que dice 'embajada', un cambio que, según el embajador de EE UU ante Israel, David Friedman, «ayudará a la paz, somos bastante optimistas de que esta decisión finalmente creará más estabilidad». Los palestinos y la mayor parte de la comunidad internacional no opinan lo mismo y se remiten a la resolución 478 del Consejo de Seguridad de la ONU de 1980, en la que se instó a los Estados miembros a sacar de la Ciudad Santa sus embajadas en rechazo a la anexión unilateral de Jerusalén Este por Israel tras su victoria en la guerra de 1967.
De 86 embajadores y encargados de negocios invitados a la ceremonia, 46 boicotearán el acto porque consideran que «rompe con el consenso internacional». Entre ellos se encuentran España, Reino Unido, Francia o Italia. Otros países como Guatemala, Honduras o Paraguay, sin embargo, anuncian que seguirán los pasos de EE UU y trasladarán sus legaciones a Jerusalén en los próximos meses.
La parte judía no ultraortodoxa de la Ciudad Santa está engalanada con banderas estadounidenses y de Israel en cada farola y carteles de agradecimiento a Trump, a quien piden que haga «grande Israel». Pero el Jerusalén ultraortodoxo y el Jerusalén árabe viven ajenos a este «día histórico», según el primer ministro, Benjamín Netanyahu, que en cada intervención recuerda que «desde hace 3.000 años Jerusalén es la capital de nuestro pueblo y solamente de nuestro pueblo».
Trump tomará parte en el acto de inauguración a través de videoconferencia y la delegación estadounidense está encabezada por su hija y asesora, Ivanka, y su esposo, y también asesor, Jared Kushner. El subsecretario de Estado, John Sullivan, y el secretario del Tesoro, Steve Mnuchin, están asimismo en Tierra Santa para un acto rodeado de extraordinarias medidas de seguridad.
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El actual presidente de EE UU ha dado un paso que no se atrevieron a dar Bill Clinton, George Bush o Barack Obama en nombre de los «intereses nacionales» y decidió acatar después de 23 años la Ley de la Embajada de Jerusalén, que reconoce a la Ciudad Santa como capital del Estado de Israel. El presidente de turno debía firmar cada seis meses la orden para postergar la aplicación de la ley, pero Trump decidió no hacerlo en diciembre y se puso en marcha un proceso que culmina con el traslado de la legación desde Tel Aviv al barrio de Arnona, situado casi a las puertas de Belén.
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